Empezamos mal: de las cuatro vistas ninguna me emociona
Uno hace un viaje por esas carreteras amplias y solitarias de Castilla La Vieja, ahora Castilla y León, con ese otoño de brumas matutinas y colores de suspiros a muerte, temporada de obras públicas en carreteras, en la sucesión de túneles que jalonan el trayecto desde Bilbao a Valladolid, sede de la 70 edición de la Seminci. Pues ni Girl, ópera prima de la directora Shu Qi, ni Familia de alquiler de la directora japonesa Hikari ni Tres adioses de la catalana Isabel Coixet me han dejado huella, me han emocionado y sí me han irritado en ocasiones.
No puedo dejar de valorar momentos en cada una de las tres historias pero son tantos los momentos de subrayado, de buenismo o de anuncio de colonia Nenuco que a uno le entran ganas de vomitar encima de la coronilla del espectador que está delante.
Una de las dos que concursaban en la Sección Oficial es la obra de la niña mimada de los festivales y, en especial, de la Seminci, Isabel Coixet. El film, Los tres adioses, adapta la novela póstuma y semiautobiográfica de la activista italiana Michela Murgia, Tres cuencos, que, editada en España por Altamarea, cuenta con un prólogo de la propia Coixet. Alba Rohrwacher y Elio Germano dan vida a Marta y Antonio, una pareja que vive en Roma y se separa después de una discusión aparentemente trivial. Pero cuando Marta descubre que padece de una enfermedad, esta empieza a reconectar con los placeres que había dejado de disfrutar. Tres adioses es una carta de amor a la vida, una historia sobre los momentos que determinan nuestros caminos, imbuida de sensibilidad y ternura.
La última hornada de películas de Coixet me habían provocado ardor de estómago. Esta, en honor a la verdad, tiene más interés pero contiene todos los tics autorales que se me hacen insoportables: desde planos donde ha de demostrar que es una autora, hasta momentos de ocurrencias que a uno le sacan de la historia con viaje de ida y cierre de puerta. A veces tengo la sensación de que hay directores que en lugar de ir al psicoanalista, ruedan cine. Ya lo dijo en la rueda de prensa:
“Encontré en la película una forma de darle una vuelta de tuerca a una de mis obsesiones, hablar sobre cómo vivir sabiendo que vamos a morir”
La segunda de la Sección Oficial es Girl, un estimable pero en ocasiones desesperante debut de Shu Qi que contiene momentos bellos y logrados pero cuya descripción de algunos personajes (el padre alcohólico) hacen lastrar sobremanera el conjunto. Contiene una secuencia final de dejarte k.o. Hsiao-lee es una chica tímida y melancólica. Cuando conoce a la despreocupada Li-li, resurgen en ella sueños que había reprimido tiempo atrás debido a su complejo contexto familiar: su padre, alcohólico, es violento con su madre, quien a su vez descarga todo su resentimiento en Hsiao-lee. Shu Qi da forma a una historia del paso de la niñez a la madurez sobre el deseo de liberación de los traumas heredados.
Y para más inri uno deja para la noche un as en la manga: Jim Jarmusch, que me ha donado a lo largo de su filmografía un listado de películas que todavía guardo en mi retina y en mi oído. Pero ni por esas. Estaba fuera de la Sección Oficial, en Proyecciones Especiales: Father, Mother, Sister, Brother (la ristra de familiares lo podrán agrandar ante el éxito que tuvo en Venecia con el León de Oro) es una cosita sobre relaciones familiares narrada en tres historias, pero es tan poco interesante que uno ya no entiende si el premio que recibió obedece a su gran trayectoria como artista o si de verdad al Jurado les cautivó está indolente puesta en escena de casi dos horas.
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