Visitas de las páginas en total

viernes, 29 de marzo de 2024

Si Larousse levantara la cabeza...

El director de cine Rodrigo Cortés compone un diccionario sui géneris titulado Verbolario




Ha caído en mis manos un librito muy bien editado, es un decir, pues la librería más bien ha echado mano de mi bolsillo para extraerme 20,90 €, no como a los periodistas de la sección de cultura de cualquier medio de prensa que les envían montañas de libros para la reseña correspondiente. Y luego se pavonearán mostrándote su puta biblioteca, si tienes la suerte de que te inviten a su casa. Así yo también monto la librería en casa. Al grano, que me sale la vena de Ignatius C. Reilly👇. 
 
El director salmantino Rodrigo Cortés publicó en 2022 un diccionario curioso que ha titulado Verbolario. Dispongo de la 3ª reimpresión de 2023 editada por Penguin Random House. ¿Que no saben quién es este tipo? Bueno, pues una pincelada antes de ir al lío.


Por su obra (de cine) le  conoceréis

 
La primera pista que tuve de Cortés fue en la edición de 2010 del Zinemaldia. El Festival tuvo el acierto de seleccionar su segunda película, Buried (Enterrado) en la sección Zabaltegi (cajón de sastre y de desastres también). Eran 93 minutos intensos, agobiantes sobre un tipo (Ryan Reynolds) que despierta en un viejo ataúd de madera sin saber quién lo ha puesto ni mucho menos para qué. Sólo dispone de 90 minutos para lograr un rescate antes de que el oxígeno se le agote.Ya, pero la película dura 3 minutos más. Eso son para los títulos de crédito, pesado. Ya, pero tan sólo hay un actor en toda la película, así que 3 minutos me parecen demasiado, vuelve a la carga. ¿Y el personal artístico-técnico no ocupa lugar en los títulos de crédito? 
 
No estaba mal pero yo ya había pasado la crisis de los 40 y me afectó menos de lo que debería angustiarme. La subida del euribor por aquella época sí que me mortificaba. Ah, y los asientos infectos del Teatro Principal donde la vi antes de que los renovasen.

Cortés había rodado tres años antes, Concursante con Leonardo Sbaraglia de prota, el cual tiene la suerte -en cursiva, sí ,pues quiero indicar algo de ironía, ¿lo pillan?- de participar en un concurso de la televisión. Muy premonitorio de lo que pasa hoy: todo el mundo quiere participar, anhela hasta ligar por la televisión. Todavía sigo sin haber visto su ópera prima, así que no la puedo recomendar si no hablaría por boca de ganso. Me ha dicho el ganso, eso sí, que merece la pena.

Rodrigo Cortés ha trabajado posteriormente con actores reputados: Cillian Murphy, la Weaver y De Niro en el thriller sobrenatural Luces rojas o con Uma Thurman en la floja Blackwood. En 2021 recuperó el pulso con El amor en su lugar, sobre unos actores judíos en Polonia durante la II GM que no pude pasar de los 20 minutos el día que la puse. Tal vez un mal día. En total, cinco películas en 17 años -no cuento la que está en posproducción Escape con Martin Scorsese en tareas de productor ejecutivo- para un realizador que cuenta 51 años.

Verbolario

 
La obra surge de los dos mil quinientos días de la germinación del huerto que manchaba cada día en la colaboración en las páginas del diario ABC. Pero el germen surgió el día en que Rodrigo Cortés visitó la casa de la viuda de Antonio Mingote. Isabel le enseñó su hogar y, claro, la biblioteca de Mingote. Empezó a sacar libros al azar y, de pronto, se encontró una edición que llevaba años buscando, la que Galaxia Gutenberg dedicó a El diccionario del diablo de Ambrose Bierce en 2005, la más cuidada y completa. Y la viuda se lo regaló.
 
Al igual que Bierce, que comenzó su diccionario en un periódico semanal en 1881 hasta 1906, el director de cine fue engrosando lo que posteriormente ha visto la luz en forma de diccionario. Bierce usaba el bisturí sarcástico y el ingenio para definir palabras. Veamos un ejemplo:
Palacio.

Residencia elegante y cara, especialmente la de un alto cargo público. La residencia de un alto dignatario de la Iglesia católica también recibe el nombre de palacio; la casa del que la fundó se llamaba establo o cuneta. Queda claro, por tanto, que el progreso existe.

 
Cortés se puso a juguetear con las palabras, imaginando para ellas un significado nuevo, eso sí, sin la causticidad de las palabras definidas por Ambrose Bierce contra un ambiente mojigato y con el miedo al fuego eterno del ambiente familiar en el que se crió éste en el siglo XIX .  Cada creador es hijo de su época. ¡Qué le vamos a hacer! De ahí a aparecer en la tercera del periódico ABC fue algo que surgió sin premeditación. En los diccionarios corrientes, las palabras tratan de vestirse de etiqueta, con el cuidado en el corte de un sastre; sin embargo, Cortés no trata de definir las palabras como si fuera un Balenciaga, sino precisamente de desnudarlas revelando así un significado oculto.
 
He intentado rebuscar en Verbolario aquellas palabras que mariden mejor con la esencia de este blog, es decir, vocablos relacionados con el cine. Y, curiosamente, pensé que siendo Rodrigo Cortés director, guionista y escritor encontraría esas definiciones más afines a este espacio. Pero, oh, desgraciado de mí, apenas he podido pescar algunas que, tangencial o plenamente, tengan algo que ver con el séptimo arte. Así tenemos:
Autocrítica

Reseña de cinco estrellas que se hace a uno mismo.

Agradecimiento

Inventario de nombres con que se recoge un premio (ampliado al día siguiente en nota aparte, por los olvidos).

Crítica

Opinión redondeada en un extremo y afilada en el otro para facilitar la inserción. Estimulación del contrario.

Píxel

Grano de arena en el televisor.

Peliculón

Película que, si es buena, también puede ser pequeña.

Crear

Recrear. // 2. Convertir el dolor en obra.

 


En ocasiones, las definiciones que hace Cortés se aproximan a la greguería o son greguerías.


 Las greguerías de Ramón

De alguna manera, el autor de Buried sigue la estela de Ramón Gómez de la Serna con sus greguerías. Sí, el madrileño nacido a finales de siglo XIX, un humorista y enfant terrible de las vanguardias. Descubrí al bueno de Ramón en el instituto de Erandio. Y sus greguerías, como él las definió, metáfora + humor, me parecieron tan visuales, poéticas y ocurrentes que me marcaron en mi juventud, porque surgían las más de las veces del subconsciente, de asociaciones visuales inesperadas que producen sorpresa y humor. Y porque las soltaba cuando pretendía ligar con alguna mujer ("Al pintarse los labios con la barra de carmín parecía encerrar entre paréntesis un beso posible") con relativo éxito. Con 25 años adquirí la edición de Rodolfo Cardona publicada por Cátedra titulada Greguerías. Ahí tuve un arsenal para el requiebro. No es un diccionario como tal, sino un listado seleccionado de las ocurrencias del bueno de Ramón . He aquí algunas:

La mariposa posándose en todas las flores es la mecanógrafa del jardín.

La pantalla cinematográfica debe tener la anchura de una sábana matrimonial, ya que al final de casi todas las películas se casan sus protagonistas.

La pantalla cinematográfica está orlada de negro porque es una esquela de defunción de lo que va sucediendo en ella.

La ópera es la verdad de la mentira, y el cine es la mentira de la verdad.


Curiosamente, al final del libro Greguerías, se recogen las publicadas, al igual que sucedió con las de Verbolario, en ABC entre 1961 y 1963, año de su fallecimiento en Buenos Aires.

J. Reilly diría que este artículo es un corta y pega, un picoteo aquí y allá, un buceo en la piscina de la memoria de uno, un... El caso es que tiene razón el cabronazo de Ignatius. 
 
Me voy al bar Stop, no sin dejar de recordar la definición de "masturbación" de Rodrigo:
Saque de honor. // 2. Autoestima manual. // 3. Demagogia llevada al extremo.

 

lunes, 25 de marzo de 2024

Fuego en el cuerpo y Magallanes

 ¿Qué pasa si me olvido de meter en la maleta el cepillo de dientes?


Los domingos por la tarde, a eso de la siesta, me suelo acercar al bar Stop de Astrabudua. A esa hora la feligresía es escasa pero no falta. No hay música, se escucha el soniquete del tragaperras de vez en cuando y alguien que pide un cortado, un farias o una copa de sol y sombra. La banda sonora se completa con alguna partida de mus al fondo del bar.  Del pantallón del televisor, tan sólo brotan mudas y vigorosas imágenes de deporte. Esas son las notas.

Me siento enfrente de el Rubius, amigo de la cuadrilla. Tío raro, para qué andarme con rodeos. Mejor, peculiar, que no suena a despectivo. Nunca le conocimos pareja, ni pescao ni carne. Así que si tengo que juzgar por los indicios (pelo rubio con ricitos, ojos claros y en alerta, dispuesto a escapar de la autoridad,  espigada figura cincelada cual si fuera por el Sida, perpetua sonrisa lúbrica y juguetona), diría que se come pescado crudo y a escondidas. Algo así como el secreto de Miguel Bosé en torno a su orientación sexual, largamente oculta  durante sus elepés existosos hasta que estalló todo. El Rubius, aunque no ha estudiado carrera universitaria y tan sólo hizo algo de FP, es un hombre erudito, sobre todo en Historia y Geografía. Ah, y en Arte también se defiende. Hombre leído. Así que no es extraño verle sentado con un libro en la mano mientras se toma algo.

‒¿Qué lees? ‒le pregunto.

‒Estoy leyendo un libro sobre la primera vuelta al mundo ‒responde amablemente. Y añade‒: Está escrito por un excelente autor, Stefan Zweig.

‒Magallanes, el portugués... ‒añado desajustado.

‒Ajá. ¿Has leído algo de Zweig? ‒pregunta.

‒No.

‒Deberías ‒aconseja. Y me ilustra‒: Magallanes parte de Sevilla en 1519 con cinco galeones y unos doscientos hombres bajo juramento de fidelidad a Carlos I. ¿Sabes lo que tardan en cruzar el charco?‒. Me quedo en silencio y prosigue‒: Tardan once semanas en atravesar el Atlántico hasta la bahía de Río de Janeiro.

‒Curioso que le llamaran así a un lugar sin río alguno.

‒Sí. Tal vez la enorme bahía invitaba a pensar que hubiera tras de ella un poderoso río ‒responde‒. Ya sabes que a mí me encanta viajar.

‒¿Y? ¿Piensas ir en barco como Magallanes?

‒No. Lo que me admira es que el portugués estuvo preparando un viaje a lo desconocido ‒y pronuncia esta última con tono evocador e impregnándolo de misterio‒. No sabía cuánto iba a durar y lo que se iba a encontrar. Si viajara solo... Pero detrás de él estaban más de doscientos hombres.

‒Ya. Era enorme la responsabilidad de un viaje a lo desconocido. Yo voy al Zinemaldia y ya me parece una odisea. ‒Y el Rubius se sonríe mientras toma la copa‒. Imagínate que el objeto más insignificante, que por descuido queda en el olvido al emprender el viaje, ya no puede recuperarse.

‒Sí, se menciona eso, que cada rollo de estopa, cada gota de aceite, papel, alimento... representan algo que ni con todo el dinero ni con la propia sangre de uno mismo podrían adquirir. Era una gran responsabilidad, sí‒ concluye‒. Además, el almirante, pues Carlos I le da ese título, se guarda muy mucho de decir a los tripulantes que pueden pasar meses o años antes de que le sea dado renovar sus provisiones.

Se acerca el camarero y me pregunta qué voy a tomar. Le digo lo de siempre. Sobre la mesa deja un platito de aceitunas, cortesía de la casa. Y espanta con la mano una mosca que iba a tomar posesión de las mismas. Me la quedo mirando viendo cómo discurre su trayectoria. Da círculos, en medio del bar, como demorando la partida al exterior.

‒Hoy viajamos sin ninguna preocupación con los móviles ‒reanuda la conversación el Rubius‒. Pero entonces, Magallanes tan sólo disponía de algunos mapas y de noticias. ¡Todo erróneo! ‒Se me queda mirando fijamente para ver mi reacción. Sin embargo,  mientras sigo escuchándole, observo el vuelo de la mosca entre los pinchos de la barra‒. Eso lo descubre al llegar al Río de la Plata.

 ‒¿Y qué hizo Magallanes?

‒Tenía dos opciones como le hicieron ver los demás capitanes del resto de las embarcaciones: regresar o navegar rumbo más al sur.

‒Pero eso no significa acercarse al calor sino a zona polar.

‒Esa era su preocupación y, para mas inri, pierde el galeón más grande y con más provisiones. El estrecho de Magallanes no es más que un ininterrumpido cruce de caminos, laberinto de vueltas y revueltas, bahías, calas, fiordos, bancos de arena... ¡Mira si quieres en ‘Google maps’!

Prefiero imaginármelo, así sus palabras descriptivas se vuelven como esos relatos terroríficos narrados a la luz de la hoguera, aunque el bar Stop no contribuye a la oralidad ancestral y a que a uno se le ponga la piel de gallina mientras crepitan las imágenes deportivas del pantallón televisivo.

Recorro con la memoria el mapa del cono sur y me doy cuenta de algo que manifiesto de viva voz:

‒Supongo que por aquella época, la tripulación no vería ni un alma por esa zona.

‒En el libro, se cuenta que cuando llegan al Sur, ya es invierno. No se ve alrededor ni un ser vivo, pero hombres debe de haber por allí escondidos, pues de noche se ven unas llamas en las tinieblas, por eso Magallanes da el nombre de Tierra de Fuego a esa zona descubierta.

La mosca eleva el ala tras su provisión de grasa para varios vuelos. Su viaje en línea recta la lleva a la puerta, gira a babor y desaparece... ¿a Tierra de Fuego?

 


 

Por extraños vericuetos de la memoria, la palabra fuego me trae a las mientes el título de una película de Lawrence Kasdan que rodó en 1981. 

‒¿Recuerdas Fuego en el cuerpo? La interpreta William Hurt, que hace de un joven abogado. Un día conoce a Matty, una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios. El abogado pierde la cabeza por ella, no me extraña pues la actriz era Kathleen Turner, que hacía estallar mi olla Magefesa con solo verla en pantalla. Recuerdo el inicio de Fuego en el cuerpo, algo que me marcó. Una voz en off explicaba también qué cargamento debía contener una maleta.

‒¿No te estarás confundiendo con otra titulada El turista accidental?

‒¡Es verdad, la dirigía también Kasdan!

‒Y la interpretaban también Hurt, que era un escritor de guías de viajes para hombres de negocios, y la Turner junto con Geena Davis.

‒Cierto, cierto. El hecho es que la peli arrancaba con una serie de planos detalle de Hurt haciendo una maleta y una voz en off, que no era la suya, decía lo siguiente (abro el móvil y busco):

Un hombre de negocios debe viajar sólo con lo que quepa en su maletín.

Siempre es un engorro tener que facturar el equipaje.

Conviene llevar varios sobres de detergentes para no tener que dar a lavar la ropa en las lavanderías.

Hay muy pocas cosas necesarias que no se vendan en sobres o en paquetitos.

Un solo traje será suficiente si se lleva un frasquito de quitamanchas.

El traje deberá ser gris oscuro. El gris es más sufrido y, además, puede servir para un funeral, por ejemplo, en caso de necesitarse.

El hombre de negocios que viaja, turista accidental, debe llevar un libro para evitar la conversación de los extraños. Las revistas no duran mucho y los periódicos no suelen ser locales. Pero no lleve más de un libro, a menudo se sobreestima la cantidad de tiempo libre y es un sitio innecesario que ocupa en el maletín.

En los viajes, como casi todo en la vida, no llevar nunca nada de valor o tan estimado que su pérdida pueda suponer un disgusto.


Nos quedamos en silencio ambos, un poco absortos. ¿Qué relación, qué hilo tenía la conversación, aventurero del siglo XVI y viajero del XX? O absortos tal vez porque sabíamos que Magallanes perdería la vida antes de acabar la circunnavegación; la mosca la perdería en menos de un mes; el escritor de El turista accidental estaba abatido y apático porque acaba de sufrir la pérdida de su hijo en un accidente y su mujer había decidido abandonarlo. Y yo me había perdido en mi viaje por la memoria confundiendo las dos películas.

Viajar tiene sus peligros. En mi caso, olvidarme de meter un cepillo de dientes. Trágico.

viernes, 15 de marzo de 2024

Los Oscar de 2024

Premios Oscar, Oscars, Óscares... pero ¿a quién le importa?


Hace años, décadas tal vez, los premios Oscar constituían un tema de tertulia, antes y después de celebrarse en el Dolby Theatre de Los Ángeles, habitual escenario. Tengo la sensación de que con el paso del tiempo apenas, salvo para ese círculo masónico de cinéfilos cada vez más añoso, conserva ya la misma importancia. Supongo que hay factores que han contribuido a ese desinterés: dejando aparte lo aburrido que pueden ser tres horas de agradecimientos a padre, madre y demás familia y luego a los compañeros de rodaje, están la disminución de la importancia de la sala cinematográfica, el consumo superficial del cine en canales, la apuesta de las plataformas por las series o miniseries, la diversidad del ocio de hoy en día...

El pasado sábado tuve la suerte de comer con mi cuadrilla. ¿Creen ustedes que a un día vista de la gala salió no ya los Oscar sino algún tema cinematográfico entre los temas que se abordaron en la sobremesa? Tal vez no sea significativo de nada. Pero a mí se me ocurrió pensarlo.

A estas alturas, ya sabrán que el bueno de Christopher Nolan ha ganado con su "Oppenheimer" el Oscar a mejor película y dirección, un relato de 180 minutos absorbente sobre el Proyecto Manhattan y sobre las consecuencias que tuvo en el padre de la bomba atómica. Me alegra saber que los dos actores, Cilliam Murphy y Robert Downey Jr. se hayan llevado los premios de interpretación. 

Desde que empezó a ser conocido, hace ya 24 años con la fascinantemente estructurada "Memento" (2000), ha rodado filmes que ha interesado al público en mayor o menor medida. Y créanme, "Oppenheimer" llenó las  salas cuando creo que nadie lo esperaba. Cine clásico que se amolda a una narrativa que no siempre tiene que salir bien porque nadie, cuando se pone a rodar, sabe a ciencia cierta si eso va a constituir un éxito. Tal vez el hecho de que Puttin esté dando por culo a Ucrania y amenazando con sacar las ojivas nucleares de donde las tenga, haya influido en eso que llaman el subconsciente colectivo. Vaya usted a saber.

Creo recordar que de los 180 minutos de metraje apenas se alude en dos ocasiones a lo que supuso sendos bombardeos en Hiroshima y Nagasaki. Es un pero que leí sobre el filme de Nolan. Pero claro, la historia no iba de las consecuencias en la población civil japonesa. Así debió quedar la Naturaleza en esas ciudades después de soltar los pepinos. Cada vez que veo árboles en estado invernal siento que la destrucción atómica es algo parecido. El contraste con el cielo azulado con ribetes de núbes lo hace más trágico si cabe.

 


 

Oppenheimer acaparó 7 galardones. Después vienen las migajas. Esos Oscar que, cual pedrea en la lotería, alegran un poco y alejan del sabor a hiel del fracaso estrepitoso. "Pobres criaturas" del terrible adulte griego Yorgos Lanthimos  se llevó al zurrón 4 de los 11 a que aspiraba. Poca recompensa para una película logradísima, inteligentísima, divertidísima y todos los -ísimos que puedan imaginar. Sí, es feminista, pero me divertí tanto viéndola y disfrutando de la vitriólica mirada al siglo en que vivieron Mary Wollstonecraft Shelley y Lord Byron que no me salieron sarpullidos. Además, el plantel compuesto por Emma Stone, segundo Oscar tras el de La La Land (2017), Mark Ruffalo (de vacío) y Willem Dafoe hace que los 141 minutos pasen como un suspiro. De admirar el despliegue de decorados y vestuario que tuvieron su justa recompensa en esta edición.

La otra pedrea ha sido para la actriz de reparto Da'Vine Joy Randolph que, dicen los que la han visto en "Los que se quedan" de Alexander Payne, está soberbia. Y la película es muy recomendable. Sobre todo porque la confronta el bueno de Paul Giamatti. 

A Payne le tuve cerquita un año en el Zinemaldia -estaba de presidente en el Jurado- en una proyección de una obra maestra que había sido restaurada: El ladrón de bicicletas (1948). A veces he estado cerca de dioses, aunque mi inglés de la Escuela de Idiomas me ha convertido en un Woody Allen tartaja y timorato.


ESPAÑA SE VUELVE DE VACÍO

Este año el cine patrio presentaba dos solidísimas candidaturas. Por un lado, la magnífica "La sociedad de la nieve" de J. A. Bayona. Desgraciadamente, el nivel en la categoría de Mejor Filme Internacional era altísimo. Todas podrían haberse llevado el premio. Sin embargo, fue "La zona de interés" de Jonathn Glazer quien se llevó el Óscar al agua con una vuelta de tuerca sobre un tema muy llevado al cine: el holocausto judío en la II Guerra Mundial. Atención al uso del sonido en esta película, algo que en el cine no se suele dar importancia pero que aquí es fundamental en muchas escenas.

 


 

 Y en el apartado de largometraje animado, nuestro bilbainísimo Pablo Berger presentaba su candidatura con "Robot Dreams", la relación amistosa entre un perro solitario y su robot de compañía. No ganó porque en frente tuvo al dios de la animación japonesa, que había anunciado hace tiempo que a sus 83 años ya no estaba para más anime. Su obra "El chico y la garza" cuenta un drama que va pasando del realismo a lo fantástico con escenas cada vez más ininteligibles para mí. La tendré que volver a ver con un diccionario Español-Miyazaki. No quiero dejar de recomendar la obra de Berger, sencilla, emotiva, con trazos naífs, que en momentos puede estar a punto de caer en la sensiblería, pero que al salir del cine uno respira más y mejor. Vamos, como si hubieras ido al masajista del alma. Sorprende gratamente cómo el autor de "Blancanieves" adapta de una manera muy personal la novela gráfica de Sara Varon. Es lo que se dice un autor, no un simple adaptador.

No me extrañaría que Damien Chazelle, si se hubiera topado con Pablo Berger en la alfombra roja, le hubiera recriminado que su final era muy semejante al de "La La Land", pero en perruno.




 


martes, 5 de marzo de 2024

Fant calienta motores

 EL FANT DE BILBAO PREESTRENA "VINCENT DEBE MORIR" EN EL GOLEM


El próximo jueves, 7 de marzo de 2024, el Festival de Cine Fantástico de Bilbao, FANT, ofrecerá la oportunidad a todo aficionado de poder disfrutar de la película francesa "Vincent debe morir" (Vincent doit mourir, 2023), dirigida por Stéphan Castang

La entrada es libre hasta completar aforo y las invitaciones podrán retirarse en las taquillas del cine el mismo día a partir de las 16:30 horas.

La película parte de una premisa sencilla pero aterradora: Vincent empieza a ser atacado por la gente que lo rodea sin motivo aparente. Su anodina existencia se ve trastocada y, conforme su realidad se descontrola y la violencia se intensifica, se ve obligado a huir. Pero, ¿a dónde?

La película, que es la ópera prima de Stéphan Castang, fue presentada en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes el pasado año 2023 y resultó ganadora con los premios Mejor Dirección Novel y Mejor Actor, para Karim Leklou, en el Festival de Sitges de 2023.

La proyección, que se enmarca en el ciclo PreFant, tendrá lugar el próximo jueves a la s19:30 en los cines Golem-Alhóndiga.

Esta es una actividad que lleva haciendo el Festival de unos años hacia acá: el ir soltando películas previamente antes de que venga lo gordo. Y lo gordo, con la selección oficial y las paralelas, no empezará hasta el 3 de mayo y se extenderá hasta el 11 del mismo mes. 



 


El FANT cumple 30 años y el cartel de la nueva edición ha querido hacer un homenaje en esta ocasión al legendario Freddy Krueger como imagen, interpretado por el actor Robert Englund, un poco más feo que yo. Así que este año no entro en el cartel. El Ayuntamiento de Bilbao, que es el que suelta la panoja, tuvo a bien el pasado día 15 de febrero, proyectar dentro del marco del PreFant "Pesadilla en Elm Street" (1984) dirigida por Wes Craven, que junto a David Cronenberg y John Carpenter, conforman un trío fundamental del cine de terror de los años 80 y 90.

Los organizadores no han esperado a que se cumpliese 50 años de la película, así que con 40 les ha sido suficiente para organizar este dispendio pesadillesco.

La cinta impactó de inmediato, con un personaje aterrador que surgía en las pesadillas de los adolescentes de la calle Elm Street (el nombre de la misma vía donde fue asesinado el presidente John Kennedy en 1963), para asesinarlos, pues los actos que Freedy cometía en el mundo de los sueños tenían repercusión en la vida real. ¡Viva Freud y el mundo de los sueños!

De entre los actores, a parte de Robert Edlund, claro, sobresaldría posteriormente un jovencísimo Johnny Depp con 21 añitos.

¿Recuerdan la cancioncilla de la película que cantaban las niñas más tétricas del cine?

"1, 2 Freddy viene a por ti.

3, 4 cierra la puerta.

5, 6 toma el crucifijo.

7, 8 mantente despierto.

9, 10 nunca más dormirás".  

 

 


Para la realización de la imagen, comentan en un comunicado los organizadores del FANT, se ha utilizado una réplica de la máscara, el guante y el sombrero de la firma estadounidense Trick Or Treat Studios, especialista en atrezzo cinematográfico y efectos especiales. No habrá salido barata la broma pero el resultado es bueno. Aunque si he de ponerle alguna pega, diría que no aporta ninguna novedad a la imagen que tenemos del bueno de Krueger. ¡Este año no lleva txapela!
 
  

LO ÚLTIMO ES...

Fant 2024

Los directores Pedro Olea y el italiano Lamberto Bava premios Estrella del Fantástico del Fant 2024 El actor Javier Botet y el productor bil...

LO MÁS LEÍDO