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martes, 15 de abril de 2025

Fant 2025

 ¡Ya estamos aquííí!

 


 

El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao, Gonzalo Olabarria, Amaia Domingo, nueva directora del Festival de Cine Fantástico de Bilbao que sustituye a Justo Ezenarro, y el programador Eugenio Puerto han presentado esta mañana la programación de la que será la 31ª edición del FANT. Esta se celebrará del 2 al 10 de mayo.

El cartel de este año rinde homenaje a Leatherface (Cara de cuero), personaje famoso por el uso de la motosierra en La matanza de Texas (1974), película dirigida por Tobe Hooper hace 51 años y que la programaron en lo que denominan preFANT.

Los organizadores han querido resaltar que este año el FANT consolida su proyección internacional al formar parte de la Federación de Festivales Internacionales Méliès, convirtiéndose así en "competitive member" de la Federación. Esto supone elegir un premio más, el Méliès de Plata al Mejor Cortometraje Fantástico Europeo, que pasará a aspirar al premio Méliès D'Argen, galardón de Oro a un corto europeo de género fantástico.

El largometraje inaugural, fuera de concurso, será Hallow Road (2025) del director Babak Anvari. Este estreno europeo se podrá ver a las 19:30 el 2 de mayo en el Teatro Campos. Se trata de un thriller interpretado por Rosamund Pike y Matthew Rhys, que encarnan a los padres de una hija adolescente que una noche los llama porque acaba de atropellar a un peatón. Estos van urgentemente al lugar del accidente antes de que nadie más se tope con la escena. A medida que avanza la noche, varias revelaciones inquietantes amenazan con destrozar a la familia.

Junto a este largometraje, pero a las 22:00 en el mismo escenario, se podrán ver los 10 cortometrajes que conforman FANT en corto vasco.

Por su parte, la película que clausura el certamen el viernes día 9 de mayo en la sala BBK será Timestalker (2024), de la directora Alice Lowe. Narra la historia de Agnes que se enamora del hombre equivocado y, luego, se reencarna y se enamora de él una y otra vez, viajando por la Escocia de 1680, la Inglaterra rural de 1790, el Manhattan de la década de 1980 o un siglo XXII apocalíptico.

En esta edición, la Sección Oficial está conformada por 19 largometrajes y 30 cortometrajes. Según el programador Eugenio Puerto, se trata de "la programación más sólida de los últimos años". Todas se proyectarán en el auditorio de Azkuna Zentroa-Alhóndiga Bilbao y en los cines Golem Alhóndiga. 

Destaquemos de entre ellas, El instinto (2024) del realizador español de Juan Albarracín sobre un arquitecto agorabófico que se somete a una cura con un adiestrador de perros; la francesa Mads (2024) del realizador francés David Moreau con un relato sobre un personaje llamado Romain que prueba una nueva pastilla para ir de fiesta y sus inquietantes consecuencias; o la norteamericana Desert Road (2024) de Shannon Triplett, cuya intérprete, la noruega Kristine Froseth, ganó el premio a mejor interpretación femenina en Sitges 2024. No podemos dejar de destacar también la china Breve historia de una familia (2024), debut de Jianjie Lin en el largometraje o del cine franco-belga La noche eterna (2024) de Michiel Blanchart, en la que Mady, un estudiante de día y cerrajero de noche, ve cómo su vida da un giro dramático al abrir una puerta equivocada y, sin querer, se ve involucrado en el crimen organizado.

El equipo organizador ha querido destacar que en algunos de los pases habrá presentación de la película con miembros del equipo artístico. Es el caso de, por ejemplo, Idilia (2024), de los hermanos José y Javier Sepúlveda, que será estreno mundial y se proyectará el sábado 3. Por otra parte, también estarán presentes los actores Eva Llorach y Javier Pereira que participan en el filme El instinto (2024).

 

 

Idilia de los hermanos Sepúlveda se proyectará en la Sección Oficial

 

 PANORAMA FANTÁSTICO Y ÓRBITA FANT

En la sección Panorama Fantástico 2025, se presentan 7 largometrajes que se podrán ver en la Sala 2 de los Golem Alhóndiga. Cabe destacar la nutrida participación de cine español: A nadie le importas (2024) de Cristina Galán y David Suárez, Keratyna (2023) de Miguel Azurmendi, Sinél (2024) del cineasta Emilio Martínez-Borso y Tu sangre (2024) de Guillermo Barreira. 

Por último, en Órbita FANT, conformada por películas que no van a estrenarse en salas sino en plataformas, habrá tres: Bookworm (2024), Azrael (2024) y Daaaaaalí! (2023).

 

PREMIOS HONORÍFICOS

Uno de los apartados especiales de todo certamen que se precie son los premios a personas que han destacado en el mundo del género fantástico. Este año son cinco los grandes nombres que reciben los galardones del FANT en su 31ª edición. Así el Premio Estrella del Fantástico se entregará en la gala de clausura del 9 de mayo en la sala BBK a la actriz, directora y guionista británica Alice Lowe, una de las mujeres más reconocidas del género fantástico.

Eva Llorach se suma al director Daniel Monzón, del que veremos en proyección especial El corazón del guerrero (2000), y al actor Saturnino García, del que se verá Justino, un asesino de la tercera edad (1994), en los galardones FANT de Honor. 

Por otro último, el Premio FANTrobia, que se otorga a una figura emergente dentro del género, es para el director Enrique Buleo por su ópera prima titulada Bodegón con fantasmas (2024). Se podrá ver el jueves 8 en los Golem. Además, el conquense dará una masterclass dentro de las actividades paralelas del festival. 

 

MAESTROS DEL FANT

La misma sala 2 de los Golem acogerá las películas enmarcadas en las sesiones Maestros del FANT. Este año está dedicado al cineasta mexicano Carlos Enrique Taboada (Más negro que la noche (1975), Veneno para las hadas (1986)) y al actor y director Terry Gilliam, del que se verá Brazil (1985). Del mismo modo, se rendirá homenaje a la productor británica Amicus con las proyecciones de Freedie Francis, Las profecías del Dr. Terror (1965), y Roy Ward Baker, con Refugio macabro (1972).

 

ENTRADAS Y ABONOS 

Las entradas para la sesión inaugural podrán adquirirse en el Teatro Campos al precio de 5 euros cada una, y para la gala de clausura y las proyecciones del palmarés en la Sala BBK al mismo precio.

Las entradas para las proyecciones programadas en el Auditorio de Azkuna Zentroa y la Sala 1 de los Golem Alhóndiga también estarán a la venta al precio de 5 euros.

Las entradas se podrán adquirir desde el miércoles 16 de abril. El acceso a la Sala 2 de los cines Golem será gratuito hasta completar aforo. 

La Sala BBK acogerá la proyección de los principales títulos premiados en dos sesiones especiales un día después, el sábado 10, a las 17:00 horas el palmarés de la Sección Panorama Fantástico, y a las 19:30 el palmarés de la Sección Oficial.

 


 

 Consulte aquí la programación del FANT 2025:

👉  Programación FANT 2025

domingo, 13 de abril de 2025

La matanza de Texas (1974)

 Hogar, dulce hogar... a veces

  

Cartel del FANT 2025 homenajeando al matarife de La matanza de Texas


 El pasado 10 de abril se proyectó en la sala 1 de los  Golem La matanza  de  Texas (1974) de Tobe Hopper. Suele ser habitual que el FANT, Festival de Cine Fantástico de Bilbao, vaya calentando calderas con lo que ha dado en llamar el PreFANT, o sea, alguna película que se proyecta antes de la programación oficial, que este año será del 2 al 10 de mayo de 2025. Anteriormente, se había programado Una ballena (2025) de Pablo Hernando con la presencia de uno de sus actores protagonistas, Ramón Barea.

Para estas sesiones la entrada suele ser gratuita. Lo que no se entiende es que en la página del festival no haya información de cuándo van a ser estas proyecciones del preFANT. Pareciera que no interesara mucho que los cinéfilos del terror se informaran.

Entré con una amigo para ver cómo le habían sentado los 51 años desde su estreno a la única obra de Hooper, con permiso de Poltergeist (1982), que puede pasar a la historia del fantástico, sección terror. Cuando fui a sentarme, observé que en la fila había una señora anciana, enjuta y menuda, con cara de apuntarse a cualquier cosa con tal de no ver en el salón de su hogar a su momificado y barrigudo marido delante del televisor. Le pregunté, con mi exquisita educación adquirida en el barrio de Astrabudúa, que si sabía de qué trataba La matanza de Texas, que creía que no era un filme adecuado para ella, que a su edad ya no estaba para pasar malos ratos. Ella me miró sorprendida y dubitativa y, tras un instante de meditación ante mis consideraciones, me  preguntó: "¿Hay tal vez escenas de violación?".

Es curiosa la memoria de uno. Yo había visto hace unos pocos años la obra de Hooper y, por esas cosas que tiene la memoria creativa, creía que en el filme había bastantes escenas de gore (ya saben, amputaciones, cuchilladas, muñones sanguinolentos, cuerpos mutilados salvajemente...) y no, nada de eso, como bien me advirtió mi compañero, que la había visto varias veces ya. En mi creencia de que el cineasta norteamericano había dirigido una obra llena de escenas sangrientas, le comenté a la anciana que viese la pantalla donde aparecía el cartel del FANT de este año: uno de los personajes del filme, Leatherface (Cara de cuero), sosteniendo una motosierra: "¡Va a ser toda una fiesta sanguinolenta!", le previne.

Para aquellos que no sepan de qué va, les diré que La matanza... trata de un grupo de cinco jóvenes, uno de ellos en silla de ruedas, que van en una furgoneta de excursión al campo para visitar la tumba del abuelo de dos de ellos. Quieren comprobar si ha sido profanada, pues como escuchamos al inicio la radio da noticia de un suceso en el cementerio de la zona. Como se están quedando sin gasolina, se acercan a una granja con la esperanza de que allí les podrán echar una mano. Sin embargo, el recibimiento que les dispensará la extraña familia de carniceros que habitan allí no será la esperada: acabarán siendo parte de su alimento. 


El color blanco de la fachada contrasta con lo que ocurre en el interior de la familia de carniceros


A los 15 minutos de proyección, la viejita se levantó de su asiento y consideró que ya tenía suficiente con ver que un autoestopista perturbado, que habían recogido los excursionistas, se cortase con una navaja su palma de la mano e hiriese el antebrazo de uno del grupo. Enfiló pasillo abajo y, desorientada, giró hacia la izquierda pensando que ahí estaría la puerta de salida. Sin embargo, no había más que la papelera de desechos y una pared oscura. Afortunadamente, giró sobre sí misma y cruzando la pantalla pudo abrir la puerta de emergencia. La sala sonrió aliviada de saber que la señora no caería en manos de Leatherface (Cara de cuero).

  Durante unos segundos, vi cómo se cerraba la puerta de emergencia. Deseaba que la luz que entraba y se desparramaba por la sala se consumiera rápidamente. Imaginé que la vieja asquerosa a la que había advertido fuese salvajemente aniquilada por la luz del exterior, desintegrada como el príncipe de los vampiros ante el contacto de la luz solar. Porque los cinéfilos anhelamos la noche artificial del cine, donde un pequeño ruido o una entrada de luz provoca que el sueño de la ficción desaparezca. Rememoro las palabras de André Bretón sobre el cine en su juventud:

«Lo que más valorábamos del cine, hasta el punto de no interesarnos por nada más, era su poder desorientador, que funciona en varios niveles y admite distintos grados. Lo verdaderamente maravilloso, que hace palidecer las virtudes de cualquier película, es la facultad del espectador que entra en un cine para abstraerse de su propia vida, al menos en la gran ciudad, tan pronto como cruza una de las puertas apagadas que dan a la oscuridad».

La primera víctima a manos de Cara de cuero sucede cuando aquel traspasa la puerta cancel al no responder nadie desde dentro. La estructura arquitectónica del vestíbulo es muy parecida a la de Psicosis (1960), no ocultándose su influencia: escalera a la derecha, una sala a mano izquierda y, al fondo, la puerta de la cocina.


El vestíbulo de La matanza de Texas (1974)


Vestíbulo de la mansión de Psicosis


 La profanación del hogar ajeno suele tener consecuencias indeseadas. Tobe Hooper ya ahondaría en ello con su otra obra de éxito, Poltergeist. En ella una familia de clase media sufrirá las consecuencias de habitar una casa asentada en un antiguo cementerio. La niña pequeña desaparece a otra dimensión. La primera vez que la pequeña avisa a sus padres de que "¡Ya están aquí! (los espíritus)" lo hace mientras mira la pantalla del televisor con nieve. La única manera de volver a recuperarla de entre los espíritus afligidos y perturbados es aconsejándola que se aleje de la luz del más allá. Para ello la madre tendrá que adentrarse en ese túnel luminoso para rescatarla. Al final, la casa de la familia Freeling será engullida con enérgica violencia por las fuerzas malignas.

El escritor Julio Cortazar tiene un relato de seis páginas titulado Casa tomada, que en su día me marcó sempiternamente. Dos hermanos heredan una casa espaciosa en la que guardan los recuerdos de sus bisabuelos, el abuelo paterno, sus padres y toda su infancia. Ambos llegan a creer que es ella la que no les deja casarse, de tal modo que entrando en la cuarentena, ambos forman un matrimonio de hermanos. Tras una descripción detallada de la estancia y del día a día de ambos, una noche mientras Irene tejía, el narrador va a preparar mate cuando escucha un sonido "como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación". Se tira contra la puerta que separa las piezas del fondo del ala delantera y cierra con llave. Cuando regresa a donde Irene le dice:

—Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo.

Los primeros días les pareció penoso porque ambos habían dejado en la parte tomada muchas cosas que querían. Sin embargo, los ruidos continuaron y se dieron cuenta de que ahora procedían del lado donde ellos se habían refugiado. Corrieron y cerraron la puerta cancel y se quedaron en el zaguán. Estaban con lo puesto e Irene dijo:

 —Han tomado esta parte.

Él cierra la puerta de entrada y tira la llave a la alcantarilla. "No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada".

Cortazar en ningún momento detalla qué o quién expulsa de su hogar a los dos hermanos, pero la inquietud del lector se instala en el cuerpo puesto que en lugar de entristecerse por dejar "todo su mundo" ahí, teme por alguien que quiera entrar en su casa tomada. 

El desasosegante relato del autor de Rayuela me lleva a recordar un cuadro famoso de René Magritte titulado El imperio de las luces (1954). Se trata de un óleo sobre lienzo de tamaño intermedio que se conserva en el Musées Royaux des Beaux-Arts en Bruselas. Se ve una casa de tres plantas con las contraventanas cerradas salvo dos en la primera planta. Ahí se observan luces en el interior. Es de noche como así lo atestigua el que una farola esté encendida y se vea su reflejo en la laguna que está enfrente del edificio. Sin embargo, como en casi todas las telas de Magritte, se puede observar elementos en pugna que provocan un impacto que sacude nuestro espíritu y nos estimula a pensar. El caso es que en esta obra el cielo, con el azul claro y sus nubes blancas, pertenece al día. Noche y día pugnan en la imagen. El interior de la casa parece pertenecer a las tinieblas, salvo en esos dos ventanales; el fondo del cuadro es el reino de la luz.

 

El imperio de las luces (1954) de René Magritte

 

Todas estas divagaciones transcurren por mi mente mientras me tomo un pacharán en el bar Stop de Astrabudua de un lunes. Cecilia, la dueña, ya va recogiendo. Deja sólo la luz imprescindible para señalar a los transeúntes del exterior que el Stop ya no permite la entrada a ningún cliente más. Es hora de cerrar.

Parece que no tienes hogar —dirigiéndose a mí, único que queda en el local.

 La miro con esa curiosidad por saber si le incomodo por la tardanza en marchar y le respondo:

—El Stop es mi segundo hogar, Cecilia. No sé qué haría si no existiera.

—¿Y cuál es tu primero? Supongo que tu piso.

—No. Mi primer hogar es el espacio oscuro de la sala de cine, semejante a un útero materno.

—Ay, las madres, ay... —dice suspirando Cecilia mientras barre el suelo con colillas esparcidas.

Al salir del Stop, tras haber pagado la consumición, me sumerjo en la luz de la noche. Al cabo de unos pasos, escucho el cierre de la persiana del Stop. Por la noche, sobre todo en el mundo rural, uno debe tener la impresión de estar en una sala inmensa de cine, pienso, con el cielo estrellado. 

Todos estos pensamientos me ponen triste. Me pongo unos cascos, y con la esperanza de ahuyentar los espíritus de la tristura, empiezo a escuchar la canción que interpreta la actriz Deanna Durbin en El primer amor (1939) de Henry Koster. Dice así:

 ‘Mid pleasures and palaces though we may roam,
Be it ever so humble, there’s no place like home;
A charm from the sky seems to hallow us there,
Which, seek through the world, is ne’er met with elsewhere.
Home, home, sweet, sweet home!
There’s no place like home, oh, there’s no place like home!

lunes, 7 de abril de 2025

La senda del pecado (2025)

Juan Dávila o el humor irreverente convertido en documental



No sé si aquellos que lo han disfrutado se interesarán por un documental y se rascarán el bolsillo. Para asistir a uno de los espectáculos más exitosos de los últimos años, hay público que ha pagado el 200%, 300% o más del precio oficial de una entrada en reventa. Me estoy refiriendo al espectáculo La capital del pecado de Juan Dávila. Si no saben aún quién es, pueden teclear en youtube su nombre y sabrán de quién les hablo. 

El largometraje documental se titula La senda del pecado y lo ha dirigido Alberto Utrera. Se podrá ver en cines a partir del 15 de mayo de 2025. Utrera ha sido el más listo de la clase y no ha querido esperar a que el tiempo ponga en su sitio dicho espectáculo, se produzca la decadencia -el público siempre acaba cansándose, las fórmulas no son in aeternum- y la nostalgia cocine un testimonio audiovisual sobre lo que fue el espectáculo para aquellos nostálgicos. Ha decidido que en pleno éxito, estando en la cumbre, Dávila se merecía un documental sobre cómo ha llegado a situarse en la cresta del éxito. Dicen, aunque tal vez esto sea más una exageración de márquetin publicitario, que Juan Dávila se ha convertido en el cómico europeo con más entradas vendidas en el último año con su espectáculo La capital del pecado, llenando estadios y acumulando más de cinco millones de seguidores en redes sociales.


Me temo que a Dávila no le pondrán nunca un programa en La 1 como a David Broncano con La revuelta. Su fórmula es tan novedosa por estos pagos y tan políticamente incorrecta para las mentes biempensantes -curiosamente ahora de izquierdas- que será difícil que entre en la televisión pública. Ni falta que hace. A La capital del pecado acuden políticos, enfermos de cáncer, drogatas, colgados, deportistas de élite (los hermanos Williams, por ejemplo), abogados, parados, jubilados, salidos, minusválidos, tartajas, sopranos... Cualquiera que se preste a que se rían de él y con él. Porque esa es la fórmula transgresora: el propio "humillado" en público toma parte en el número que Dávila, como buen perro de caza que es, sabe rastrear los secretos divertidos, canallas, miserables... de aquellos que se prestan al juego. Dávila es el mejor improvisador que he visto jamás. Sale al escenario sin un texto escrito, todo va surgiendo según la marcha, según los personajes que se atreven a subir al escenario. Escruta sus debilidades, sus ocultaciones, sus frustraciones o aspiraciones terrenales o lujuriosas y entra a matar... con el estoque del humor salvaje.

Juan Dávila empieza a formar parte de esos humoristas españoles que gustaban de meter un poco el dedo en la llaga de los españoles, del gobierno, de los tabúes y de lo respetabilísimo del momento: ahí estaban Tip y Coll, Martes y Trece o los muñecos Rockefeller, Monchito o Macario de José Luis Moreno entre otros.

Les pongo un ejemplo del espectáculo humorístico en el que intervienen los hermanos futbolistas Williams del Athletic Club, que le han traído dos camisetas al humorista.


David: -(Mirando la parte trasera de las camisetas) Williams Junior y Williams nada. ¿Y tú quién eres? -pregunta a un tercero que les acompaña.

Tercero: -El acompañante.

David: -Tú eres el geta. ¿Dónde los conociste?

Tercero: -En clase, de pequeño. 

David: -¿Habéis ido a clase, vosotros?

Nico: -Yo sí, yo sí.

David: -Tu hermano, no.

Nico: -Mi hermano, no.

David: -¡Y te has puesto blanqueador en los dientes!

Nico: -Un poquito.

David: -Un poco, un poco. Se ha blanqueado los dientes, el negro, hijo de puta -Nico, aplaude divertido e Iñaki Williams se descojona.

Un espontáneo del público dice algo.

David: ¿Quién ese ese? -pregunta-. Escucha, date la vuelta y vente, o si no, salta la valla, ¡salta la valla!. ¡Tú -dirigiéndose a Iñaki Williams-, ayúdale!, que de eso sabes. (Risas del público). 



 

Leído así, y en los tiempos que corren, la humorada parece no tener ni puta gracia. Pero la comicidad surge de la complicidad de los que salen al ruedo con ganas de ser embestidos, mientras que el humorista los torea como quiere. No es humor blanco, ni verde ni rosa ni amarillo: es humor rojo, porque a ver quién es el guapo que traspasa esas líneas rojas y se mete hoy en día a hacer humor con el racismo, la xenofobia, el feminismo, el cáncer, la drogadicción, la minusvalía...

El documental en clave de comedia narra la imposible historia de Juan Dávila, que, tras haber probado suerte como futbolista, fisioterapeuta y policía municipal, no se le ocurrió nada mejor que dejarlo todo para dedicarse al espectáculo y empezar un camino de penurias que duraría más de diez años. La senda del pecado es, sin duda, la historia de un perdedor que terminó ganando. Y yo me alegro por los ganadores. Más debería haber.

La senda del pecado relata el viaje del humorista y showman Dávila que, a sus 32 años, deja un puesto fijo como policía municipal para dedicarse al mundo del espectáculo. Empieza así un viaje de diez años actuando en bares, salas de variedades y algunos teatros. Un viaje en el que levanta una compañía de teatro llamada Improclan donde junta a personas que, como él, buscaban su hueco como cómicos.

Con historias insólitas como tener que actuar en una plaza de Albacete para absolutamente nadie, obligado por el alcalde, la película documental de Alberto Utrera cuenta cómo la insistencia de Juan le lleva a invertir, después de diez años de fracasos, todos sus ahorros en un último espectáculo: La capital del pecado. Así fue cómo en junio de 2022, vestido de monje y con un megáfono en la Gran Vía de Madrid, luchaba por vender 40 entradas para el Teatro Arlequín. Cuatro meses después batió los récords de venta, colocando 8.000 entradas en menos de cuatro minutos para un espectáculo en el Palacio Vistalegre Arena.

El humorista afirma que "el director y amigo, Alberto Utrera, me insistió mucho en que esta historia tenía que ser contada, porque es una historia que puede ser de cualquier tiempo y lugar, y que mucha gente se podría sentir identificada, sobre todo en tantos momentos en los que he pensado en abandonar".

Juan Dávila no venia de la nada sino que se convirtió en showman, actor y cómico actuando en Paramount Comedy, Comedy Central y en series como El incidente y Acacias 38. Tras ejercer seis años como miembro de las fuerzas de seguridad del Estado, en 2012 completó su formación en interpretación en el Estudio Corazza para el Actor y comenzó su trayectoria como cómico en vivo en La Chocita del Loro de Gran Vía en Madrid. 

El humor de Dávila no es para todos los públicos, pero es el más necesario en estos tiempos de crispación y ante la existencia de tantos meapilas que crecen como las setas.




viernes, 28 de marzo de 2025

«8» de Julio Medem

Españolito, una de las dos Españas te helará el corazón 



Julio Medem en la presentación de 8 en el Guggenheim de Bilbao
junto a la directora del Silver Film Festival, Marian Gerrikabeitia



Decía Julio Medem en la presentación de 8 en la sala del Museo Guggenheim de Bilbao el pasado miércoles 26 de marzo que el público debía verla sin “pensarla mucho, dejarse llevar por la silueta del número 8, por su forma circular que se cruza, por cómo esa estructura tiene sometida a la historia y a los personajes, en secreto. Dejad de aplicar las reglas de la realidad estricta. 8 tiene su realidad paralela, su propia meta, tiene dentro una magia secreta e invisible que la sujeta y que tiene sentido. Dejad que 8 sea todo lo que ella quiere ser, todo lo poética que le dé la gana, todo lo libre, todo lo osada y, sobre todo, emocional. Espero que os dejéis llevar por las emociones”.

8 arranca con una cita del poeta Antonio Machado: “Ya hay un español que quiere, vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Toda una declaración de intenciones de por dónde va esta historia sobre los 90 años de la vida de Octavio y Adela, desde que nacen el día de la proclamación de la República hasta el año en que la pandemia del COVID hizo aparición en 2021.

El director de Vacas (1992) lo lleva diciendo desde que empezó haciendo cine: “Dejad la cabeza de pensar debajo de la butaca”, advertía al público asistente, “y ved el cine con la cabeza de emocionar. Sé que hay espectadores, en especial, críticos de cine, a los que debería haberles avisado antes de ver 8, que no fueran tan racionales. A 8 los juicios racionales no le van a sentar bien”. Lo decía Medem porque su obra no fue bien recibida por la crítica en la pasada edición del 28º Festival de Málaga. Se le notaba dolido, y eso que no lee las críticas según nos confesaba.

La proyección fue en el marco de la 3ª edición del Silver Film Festival de Bilbao. Acompañó la presentación la directora del certamen, Marian Gerrikabeitia Barrón y también estuvo el coproductor de la película Rodríguez Espinel de Morena Films.

Entre el público también estaba parte del equipo de rodaje, la parte vasca, a la que Medem agradecía su labor, “porque os lo puse difícil. Primero me lo puse difícil a mí al querer contar una historia de noventa años de la vida de Octavio y Adela, desde que nacen, contando ocho momentos de su vida en sendos planos-secuencia, que tienen una gran exigencia técnica. No había hecho esto en la vida". 

Pregunta: ¿Cuántos años te ha costado llevar a cabo este proyecto?

Julio Medem: Tres años. He tenido que producirla yo también porque no encontraba productora. Me ha costado muchísimo. Cada vez es más difícil encontrar financiación. Además, mi cine es...

P.: Personal, especial...

JM.: Es que no me sale de otra forma. Es antinatural en mí. Es mi limitación también a la hora de encontrar financiación. A mucha gente [de rodaje] le he exigido un esfuerzo muy grande porque la película tiene un nivel de complejidad formal, visual y romántico también muy grande. 

P.: ¿Estás contento con el resultado de 8?

JM.: Creo que el resultado es mejor de lo que esperábamos. Eso pasa cuando trabajas intensa y colectivamente en el proyecto. Cuando me puse a ensayar con los actores, les dediqué el doble de tiempo que al rodaje. Y al rodar, me planteo el mejorar el nivel que hemos logrado en los ensayos, superar lo que hemos imaginado. Esto me pasa desde que empecé. Es una aspiración que tengo desde que empecé mi carrera artística, tal vez sea una aspiración un poco infantil. Sí, tengo la sensación de que esta película ha sido algo mejor de lo que yo había imaginado.




P.: ¿Qué tal va la distribución?

JM.: Está vendida ya en toda América Latina, lo cual me satisface muchísimo porque allí tengo un público potente también.

P.: Es una película que viene muy bien al ambiente que vivimos hoy en la política, con mucho enfrentamiento en la sociedad española. Veo un mensaje de que nos tenemos que entender ante este frentismo de hoy en día. ¿Es así?

JM.: Te agradezco mucho la pregunta. Cuando la escribí al principio, la escribía sin pensar, no sabía hacia dónde iba. Dejo al "niño" ser libre. Al terminar de escribir el capítulo 2, me di cuenta de que estaba hablando de las dos Españas. Los protagonistas, Adela y Octavio, con ocho años pierden a sus respectivos padres a manos, digamos, del otro: uno durante la guerra civil y el otro en la postguerra. Y ellos no lo saben, el espectador sí. A mí me pareció tan fascinante para continuar con la historia, que me dije: "Creo que estoy hablando de España". Ahí es cuando me di cuenta racionalmente de que podía estar hablando de lo que nos pasa a los españoles.

P.: ¿El trauma de la guerra civil?

JM.: Tenemos como ese trauma que tienen los niños que luego crecen con él. En el subconsciente colectivo español creo que tenemos el trauma de que nos hemos matado entre hermanos en la guerra civil. Quise ser psiquiatra, y me ocurre que suelo proponer como terapia el visibilizar, poner a la luz el trauma. Ha pasado esto, y en la medida en que ponemos a la luz el trauma, lo que nos ha pasado y se identifica, podemos entonces pensar en que no se puede repetir, en que podemos superarlo. Lo contrario, es negarlo, no encararlo tiene el peligro de que se puede repetir. 

P.: ¿Ese peligro de repetir el error de la guerra civil está en la secuencia del enfrentamiento a muerte entre los hinchas de fútbol del Real Madrid y el F. C. Barcelona?

JM.: En ese enfrentamiento entre machos alfa en ese callejón me di cuenta del segundo clima de cainismo tras la contienda civil. A partir de ese momento, me preguntaba hasta dónde podíamos llegar, ¿a otro estado de preguerra entre españoles? Porque estamos ahí, en un estado de preguerra psicológica e ideológica. 

P.: En la película, el perdón es un asunto capital, ¿no?

JM.: Para mí lo importante eran los personajes y su seguimiento, detrás estaba España como telón de fondo, pero lo fundamental eran los personajes, lo que les pasa y lo que sufren, cómo son sus vidas. Hubo un momento en que creé la ceremonia del perdón, de una forma bella y tan plástica, para que una parte pidiera perdón y la otra supiera perdonar. De esa manera, el amor tiene vía libre, lo mejor que les ha pasado en sus vidas a Adela y a Octavio es haber podido enamorarse. 

P.: ¿No cree que es un poco ingenuo lo que plantea en la película?

JM.: En el proceso de escritura yo voy buscando, voy descubriendo apartando la razón siempre. Me di cuenta de que estaba creando también una propuesta de conciliación, muy utópica. Bueno, es poco esperable que en España ocurra el perdón si quiera. Pero los personajes se comprenden y se entienden. Insisto, es un viaje emocional. Ellos se enamoran, punto. Hay quien dice, ¿las dos Españas se enamoran? Bueno, pues sí, ¿y qué? Pero sobre todo se enamoran Octavio y Adela, cada uno viviendo en una España, de acuerdo. ¿Por qué no puede ser esto una luz? Ya lo dice el padre de Octavio cuando están en el río pescando: lo mejor que te puede pasar en la vida hay que buscarlo con esperanza y paciencia. De ahí que la caña de su padre vaya pasando por varios comedores, como símbolo de que voy a conseguir algo con paciencia y esperanza: el amor de Adela.

En este momento, interviene Rodríguez Espinel, uno de los productores de Morena Films, que ha colaborado en que 8 haya podido ver la luz:

RE.: Quería comentar que es curioso que el premio que nos han dado en el Festival de Málaga haya sido el del Público. Me llena de esperanza, pues en una sociedad tan polarizada como en la que estamos viviendo, tan crispada, que sea el público el que valore este mensaje de esperanza y de conciliación que tiene esta película me reconcilia con la sociedad. Creo que todavía hay luz, que no todo está perdido en esta sociedad que nos quieren hacer creer que estamos superpolarizados y que no hay solución. 

P.: ¿Qué hizo que la productora Morena Films entrara en la financiación de la película?

RE.: 8 es un proyecto personalísimo de Julio, por el que peleó como un león durante mucho tiempo. Morena Films había producido alguna de las películas anteriores de Medem. Un día acude adonde Álvaro de Longoria, que es otro de los integrantes de la productora, pero él estaba con otros proyectos. Me la pasó a mí. Es mi tercera participación en un largomentraje. Julio quería que Longoria estuviera acompañándonos. Era un reto para mí. En parte yo me dedico a la producción por alguna de las películas de Julio Medem. Era un proyecto que sobre el papel parecía fácil. Longoria me comentó que la historia consistía en 8 planos secuencias que se podía rodar de una manera sencilla (risas). Pero como se puede ver es un reto detrás de otro reto, con ocho secuencias de ocho momentos de la historia de España como telón de fondo. Eso quiere decir que son ocho películas de época con su trabajo de dirección de arte realizado por Montse Sanz. Además, es una puesta cinematográfica a nivel de fotografía complejo, porque además de ser planos-secuencias la cámara no está quieta en ningún momento. 

P.: Pero ¿hubo más complicaciones además?

RE.: Sí, porque trabajábamos con los mismos actores durante los ocho actos [durante 90 años], lo que nos llevaba a unos procesos de maquillaje que al director tan sólo le dejaban una hora de rodaje al día. Ha sido un viaje para valientes, donde hemos encontrado muchos noes tanto de financiadores como de técnicos artísticos. Nos decían que estábamos locos. 


Ana Rujas y Javier Rey, protagonistas de la historia de 8.


P.: Julio, ¿cómo surge la idea de narrar esta historia en ocho planos secuencia con la dificultad que entraña tras siete años sin ponerte detrás de la cámara?

JM.: La idea surge, como surgen en general las ideas en mis peliculas, de una manera subconsciente. Aparto la razón, y dejo que mi versión de niño libre, que nunca crece, como ser creativo, me dé ideas. Quería contar qué podía pasar entre dos personas que, habiendo nacido el mismo día y muy cerca, en dos pueblos pequeños de la Sierra de Madrid, cuál era la fuerza de atracción entre ellos, describir ese hilo rojo invisible, como dicen los asiáticos, que pueden conectarlos. El capítulo 1 fue el germen de 8. Así empecé a escribir la historia: dos personajes nacen a la vez y cuyas vidas hacen un ocho. El número me llevó a pensar en narrarlo todo ello en un plano secuencia, todo de continuo, como escribir el 8. Y de ahí que al contar la historia de ellos, de sus conexiones en el resto de sus vidas, fuera distribuida en 8 capítulos. Y al recorrer los 90 años de ellos, me di cuenta de que también detrás transcurría España, la España de cada uno. En principio no quería contar tanto, sólo la intimidad de dos personas. 

P.: El plano secuencia en el cine es un plano que se supone continuo en el espacio y en el tiempo, pero en tu película no es siempre así.

JM.: Ocurre algo que tiene mucha magia y yo no lo sabía. Fue una sorpresa. Eso de estar creando una ficción, aunque sea con un plano continuo conectado con el tiempo, resulta que es posible lo que llamo la elipsis continuada. En el inicio, que es lo primero que rodamos, vemos las contracciones de la madre del protagonista. Su marido se despierta, enciende la luz, y ella le dice que va a nacer el hijo. Y nace. Han pasado unos minutos. En la vida real es imposible. Sin embargo, tú lo ves todo en un plano secuencia sin interrupción, y lo que sucede lo aceptas aún habiendo una elipsis. Y esto pasa en otras ocasiones en la película.

RE.: Es interesante el proceso que ha experimentado Julio a lo largo de todo el proceso de creación de la película. Durante la fase de postproducción, él se dio cuenta de que no se trataba de hacer un buen plano secuencia, sino de encontrar su propio lenguaje. Lo vemos con el plano en blanco con taconeado flamenco, con la doble pantalla ["split screen"], con otras cosas, lo importante es el lenguaje de Julio y que consigue que la forma de contar la película sea más rica. 

P.: ¿Por qué estamos asistiendo hoy en día a películas que no bajan de dos horas?

JM.: Llevo haciendo películas de dos horas desde Tierra (1996).

RE.: No creo que hay una estrategia previa de producción para que dure tanto. Cada historia necesita su tiempo para ser contada. Lo que creo es que es un error tratar de encorsetar todo en una hora y media porque es lo que el público espera. Si la película está bien contada, la gente aguanta. El público que ha visto esta película nos ha comentado que no parece que dure dos horas porque tiene buen ritmo. Hay documentales de 50 minutos que se te hacen bola

JM.: Cuando comencé como cinéfilo, que lo fui y mucho más que ahora, tenía 18 años y las películas duraban 90 minutos. Hay muchos filmes magistrales con esa duración clavada. Poco a poco empezaron a ser más largas. 




P.: Comentas que antes eras más cinéfilo, ¿qué directores o corrientes te siguen inspirando?

JM.: No estudié en ninguna escuela de cine. Fue mi padre quien me enseñó. Era un cineasta, como se decía entonces, amateur, de 8 mm y super 8. Me enseñó a coger la cámara, a encuadrar y luego a montar. Tenía 14 años pero yo quería ser psiquiatra. Me gustaba mucho el cine, escribía poesía y novela, ahí creció mi parte creativa. Sin embargo, había una parte de mí que me daba vergüenza, era tan tímido... Mi padre me decía que era demasiado buena persona para ser director de cine, "significa ser capitán de barco, tú no tienes nada de autoritario". Le daba la razón. Íntimamente quería ser psiquiatra, por eso estudié medicina. Soy médico aunque nunca ejercí.

P.: ¿Y cómo fue el paso de médico a cineasta?

JM.: En 4º de medicina, empecé en La voz de Euskadi, que era un periódico de Donosti. Me presenté a un concurso de crítica cinematográfica ya que era muy cinéfilo. Me leía todo, incluso guiones de películas que aún no había visto, como las de Bergman, Bertolucci, Truffaut... Escribí una crítica de la película de Fernando Colomo, Estoy en crisis (1988), y a raíz de ello me llamaron para ser crítico de cine con 21 años. Como tenía una cara de crío, tenia un amigo llamado Aitor, de 30 años y con barba, que iba en vespa a Lezo, donde estaba la redacción y entrega ahí las críticas. Así que pensaban que él era Julio Medem, el crítico. Un buen día, en un festival en septiembre, me hallaba en una rueda de prensa tras el pase de La ley de la calle (1983) de Francis Ford Coppola y, de pronto, noto un dedo en mi espalda: "Oye, ¿tú no serás no serás Julio Medem, no?". Era Juantxo, el jefe de cultura de La voz de Euskadi que me había descubierto. Yo ya pensaba ser director de cine, pero me parecía algo... Terminé medicina porque llegué a 4º curso, pero ya realmente entonces decidí que ya no quería ejercer de médico. 

P.: Y entonces diste el salto al mundo del cine.

JM.: Hice mi primer corto [Patas en la cabeza (1985)] en 35 mm. Me ayudó Aiete Films, la productora de Javier Aguirresarobe, Imanol Uribe y de Carlos Berridi. Me ayudaron prestándome todo. Presenté en Bilbao. Aquí había el mejor Festival de Cortometrajes del mundo. Con mi primer corto gané aquí un Mikeldi y me dije que me quería dedicar a esto. Así que fue esta ciudad en la que presenté mi primera película en 35 mm. 





 


martes, 18 de marzo de 2025

3ª edición del Silver Film Festival

 Silver Film Festival, 5 días para disfrutar del cine intergeneracional en Bilbao


El certamen tendrá lugar del 24 al 28 de marzo con películas de los cineastas Helena Taberna, Julio Médem y Daniel Torneo y Maryam Moghaddam.

Cartel de la 3ª edición del Silver Film Festival de Bilbao de 2025



Desde hace tres años, en Bilbao se ha creado un certamen cinematográfico, otro más, cuyo nicho de público es aquel que ha llegado a esa edad en que uno no se siente demasiado joven pero tampoco necesita el tacataca. Como decían los organizadores en sus orígenes, "los nuevos mayores no somos un grupo de personas que consumen servicios y a las que hay que cuidar". Bueno, no sólo eso. 

El lema de este año es la intergeneracionalidad, pero me temo que cualquier cosa valdría para montar un sarao cultural y disfrutar de su programación, sobre todo si lo organizan los "silvers": proyecciones con coloquio compuestas por 5 cortos y 3 largometrajes.


Fotograma de la deliciosa película iraní Mi postre favorito.


En su tercera edición, la gala de inauguración será en el Teatro Arriaga, durante la cual se entregará un premio a la cineasta navarra Helena Taberna y concluirá con la proyección de la película iraní Mi postre favorito de Mariam Moghadam y Behtash Sanaeeha. La vi el pasado año en la Seminci de Valladolid y, contra todo pronóstico, me pareció una hermosa historia de amor entre Mahín, que vive sola en Teherán desde la muerte de su marido y un taxista al que conoce en un bar.  

No sé qué méritos habrá tenido la directora navarra, pues su filmografía ha sido de color plata tirando a gris. Lo único reseñable es una obra sobre la figura de la ex etarra Yoyes y otra de la guerra civil titulada La buena nueva. Si hubiera rodado algo al mismo nivel que la iraní, entendería ese reconocimiento. 

Se justifica, según la organización, por ser una mujer "cuyo cine refleja una constante búsqueda por visibilizar historias de carácter social que necesitan ser contadas, especialmente aquellas relacionadas con el terrorismo, la memoria histórica, la situación de los refugiados o los derechos de las mujeres". Como ven temas de candente actualidad.

Su última película, Nosotros, se verá el jueves día 27 de marzo en los Golem. Se estrenó en febrero y fueron a verla menos de 3.000 espectadores. No se trata de desmotivar, sino de mostrar que la película no ha sido un éxito precisamente. Habrá coloquio posterior con la realizadora, por si les interesa preguntar algo. Nosotros reconstruye la historia de un amor empezando por su final: Ángela y Antonio son una pareja que, como tantas, se enamoró, vivió una ilusión, tuvo hijos, se esforzó para no rendirse y cayó varias veces. Cuando el amor termina, surgen las preguntas: ¿dónde se torció todo?, ¿cómo hemos acabado así? En un viaje por las luces y sombras de su relación, Ángela y Antonio luchan contra la precariedad, las interferencias del deseo o la idealización del amor

Buena pinta tiene Crossing de Levan Akin sobre la necesidad de encontrar una familia, aunque no sea la formada por la sangre. Se proyectará el martes 25 de marzo a las 11:00 en el Guggenheim y habrá coloquio. También querría destacar que en el mismo escenario a las 19:00 habrá una charla dirigida por Ana Ibáñez, que es una reconocida neurocientífica en España por su dedicación al entrenamiento cerebral para el alto rendimiento profesional y deportivo. Es, además, piloto de helicóptero, conferenciante, formadora y autora del bestseller Sorprende a tu mente.

El miércoles 26 de marzo, a las 18:00 en el Museo Guggenheim, tendrá la proyección de la última película de Julio Medem, 8, con coloquio posterior con el realizador donostiarra. Narra la historia de Octavio y Adela conectadas a través de encuentros y desencuentros. Una historia de amor en forma de 8 que transita por ocho épocas decisivas de la historia reciente de España como telón de fondo. Veremos si levanta el vuelo Medem, ya que hace tiempo, desde La pelota vasca (2003), su obra no ha tenido casi repercusión.

Se podrá ver la última película de Julio Medem, 8



Por último, el viernes 28 de marzo se pondrá punto final con dos proyecciones en los Golem de la Alhondiga. La primera es el documental Saturno de Daniel Tornero, que trata sobre la figura paterna desde varios puntos de vista. Y a las 19:30 tendremos una obra maestra: Una historia verdadera del recientemente fallecido David Lynch. Podremos disfrutar en pantalla grande de la historia de Alvin Straight, un jubilado que recibe la noticia de que su hermano ha sufrido un infarto. Pese a las dificultades, Straight decide ir a verlo a Wisconsin en el único medio de transporte del que dispone: una máquina cortacésped. Sabe que será la última vez que lo vea con vida.







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