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lunes, 20 de noviembre de 2023

La película que verá más de un millón de espectadores en España

'La sociedad de la nieve' de J. A. Bayona se estrena el próximo 15 de diciembre en cines

Abróchense los cinturones porque la experiencia es inmersiva e inclusiva


Bayona no es un director prolífico. En eso se parece a Stanley Kubrick, que cada proyecto se lo tomaba con tiempo. Desde que debutó allá por 2007 con 'El orfanato' hasta el presente tan sólo ha rodado cinco largometrajes, documentales, series de tv y videoclips aparte. Con su quinto proyecto, financiado por la todopoderosa Netflix ¡en español!, ha visitado festivales de prestigio. Clausuró Venecia dentro de la sección oficial fuera de concurso, logró el Premio del Público en el Zinemaldia y fue invitado a su casa, el Festival de Sitges, para recoger en su 56ª edición el Premio Máquina del Tiempo y, de paso, presentar su película. Una obra que ha sido elegida por la Academia de Cine Español para representarla en los Oscar de 2024 y candidata al Premio Forqué. Y queda por hacer más ruido.


J. A. Bayona entrando a la rueda de prensa del Festival de Sitges para presentar 'La sociedad de la nieve' y agradecer el premio La Máquina del Tiempo.

 

El pasado día 10 de octubre tuvo lugar la rueda de prensa en la que el director del Festival de Sitges, Ángel Sala, anunciaba con gran satisfacción la entrega de dicho premio al director barcelonés, que reconocía 'haber vivido grandes momentos de su vida' en este Festival. Les acompañaba una de las coproductoras del filme, Sandra Hermida. La Noche Americana estuvo allí. 

'La sociedad de la nieve' es la adaptación homónima del libro de Pablo Vierci sobre la odisea de unos jóvenes pertenecientes a un equipo de rugby que viajaban en el avión que se estrelló en los Andes en 1972 rumbo a Santiago de Chile. En esos 72 días que estuvieron en condiciones inclementes, tan sólo sobrevivieron 29 de los 45 viajeros. El resultado fílmico de esta trágica lucha por evitar la muerte es esta obra sobresaliente.

Pregunta - ¿Qué significa este Premio de la Máquina del Tiempo y para ti este Festival de Sitges?

Bayona. -Sitges es muy especial porque la distancia que hay entre el escenario y el patio de butacas es muy borrosa. Es muy fácil ver a directores a los que admiras sentados en el patio de butacas viendo películas. Y también se da esa cosa tan extraña de que muchos de los que estábamos en el patio de butacas, empezando por el primero que fue Jaume Balagueró, hemos empezado a presentar películas de una forma natural. Me siento un poquito pues como el día cuando presenté mi primera película ('El orfanato'). He visto muchos directores recibir este premio y ahora estoy ahí arriba recibiéndolo. Se me hace extraño pero, por otro lado, me hace mucha ilusión.

P.- Centrándonos en el filme, ¿cómo abordaste un tema tabú como es el del canibalismo en la película? 

Bayona. - Cuando leí el libro, el canibalismo no fue el tema que más me había interesado o impactado, a pesar de estar realmente impactado cuando acabé la obra de Pablo Vierci. Y de hecho recuerdo una conversación con Belén Atienza, coproductora, que me preguntó lo mismo, sobre cómo iba a rodar "esto". Y tardé un par de segundos en entender a qué se refería con ello (las escenas de canibalismo). Porque no era el asunto que más me impactó de la novela. Al contrario de otra obra escrita un año después de la tragedia, '¡Viven', en el que los protagonistas tenían veinti pocos años, el de Vierci está escrito 40 años después. En él está el poso del tiempo que ha pasado y hay una esfera que tiene que ver con lo filosófico, lo espiritual, incluso lo psicológico, que es lo que me impacta del libro, lo grande que es esta historia en todos los sentidos.

P. - ¿Cómo involucraste a todo el equipo técnico y artístico para rodar este tipo de escenas que, aún no siendo escabrosas ni gore, sí que tienen un aspecto tabú?

Bayona. -El acercamiento que tuvimos en el rodaje es como si hubiésemos rodado un documental, porque pasamos todos los días por todos los grandes momentos significativos de la historia. Y la intención siempre fue no dulcificarla . Se rodó todo, incluso esas escenas 'escabrosas', con atrezzo y maquillaje, porque era importante que los actores pasasen por todos los momentos. Y ya en el montaje fue cuando nos dimos cuenta de que todo lo que tenía que ver con los más 'gráfico' (del canibalismo) te sacaba de la película. Porque durante esos 72 días que estuvieron, ellos pudieron acostumbrarse a ese 'comportamiento' de subsistencia y convertirlo en algo anecdótico, mientras que en dos horas de película es imposible hacer que 'eso' se convierta en algo rutinario. Entonces optamos siempre, aparte de respetar la intimidad de los fallecidos, por no entrar en lo 'gráfico'.

P. -Los supervivientes pertenecían a un colegio católico. Hábleme del aspecto religioso del filme y de si ellos te han explicado que en el momento del canibalismo tuvieron que separar sus creencias religiosas de los momentos de supervivencia y cómo lo hicieron para escoger por qué cadáver empezar a alimentarse.

Bayona. -Una de las cosas difíciles de las muchas que tenía la historia era que estaban los supervivientes y los personajes que se quedaron en la montaña. Realmente era muy difícil hablar de 'ellos' porque ese sujeto como tal no existe. Teníamos que encontrar la forma de contar este historia que fue inclusiva. No soy una persona religiosa pero ellos eran personas muy religiosas. Me parecía que limitarlo todo a lo religioso era hacer más pequeña la lectura del drama. He sido muy respetuoso con sus creencias pero he intentado llevarlo a un lugar más espiritual, porque cuando hay un acto de entregar tu cuerpo para que otro 'lo consuma' y pueda vivir, hay algo ahí trascendente.

P. -Al regreso, una de las madres le dice a su hijo que ha sido 'un milagro'. Y él le contesta que no, que ha sido otra cosa.

Bayona.- Es verdad que hay esa frase textual dicha por 'Fito' Strauch a su regreso cuando su madre le dice es un milagro, 'qué milagro, mamá'. Eso da mucho a entender la situación en la que regresan, donde el mundo lo recibe como héroes y con esa figura de Dios muy presente y del milagro, y ellos venían de comerse los cuerpos de sus amigos y de pasarse 72 días con temperaturas bajo cero viviendo en la miseria. Me  parecía mucho más interesante hacer una lectura espiritual a través del acto de entrega  que no una lectura que fuera religiosa en un solo sentido. Eso sería limitar el sentido de la película.

P. -El hecho de hacer tiras de los cuerpos para hacer porciones no lo muestras muy claro, son algunos compañeros que de espaldas hacen este trabajo, ¿lo rodaste, lo eliminaste del montaje final?

Bayona. -El tema de la carne va mucho más allá de lo que está escrito en los libros. Hablando con el psicólogo que les atendió cuando regresaron, y que hizo de traductor para '¡Viven!' de Paul Read, nos contaba que de lo que ellos hicieron en la montaña fue bloquear una parte de su cerebro, de forma que ellos no transitaban por lo que hacían. Las imágenes que ellos te cuentan son incluso mucho más fuertes de las que hay en el libro. Podíamos haber ido muy lejos pero eso le daba un tono que le alejaba de lo que queríamos contar. Ahí estaba el reto: nosotros rodamos cómo cortaban porciones, cómo rasgaban el calcio de los huesos y lo mezclaban con hielo y  lo bebían. Todo eso se rodó y en el montaje fue cayendo porque, al final, tú diriges la película en una dirección y eso no hacía falta.

 

Bayona contestando en rueda de prensa a La Noche Americana. Sitges.

 

P. -¿La escena del accidente aéreo es impresionante y eso que dura poco? En el pase de prensa del Zinemaldia, hubo tras él un espeso silencio en el patio de butacas. Parecía que el espectador lo había sufrido también.

Bayona. -Nos propusimos huir de la palabra 'espectacular'. No buscábamos espectacularidad, aunque evidentemente un accidente de avión pues tiene un componente de espectacularidad indisociable que es inevitable. Pero lo que realmente buscábamos era la experiencia inmersiva, de estar ahí dentro con ellos, sabiendo lo mismo que saben ellos, que era poco. De golpe se encontraron con montañas blancas y no sabían qué pasaba. Y antes de darse cuenta ya se estaban estrellando contra las montañas. Buscábamos esa inmediatez por un lado. Y luego también buscábamos algo muy físico, como era el momento del impacto final donde los asientos se salieron de su posición y atraparon a todo el mundo como un acordeón. Sí tenía que doler. Uno de ellos afirmaba que 'aprendimos a palazos'. No fue una aprendizaje gradual, fue cuestión de segundos.

Hermida.- La palabra es 'inmersivo'. Es algo que aprendimos con Jota en 'Lo imposible'. Por ejemplo, la secuencia de la riada, ¿cuál es la sensación que quieres transmitir al espectador? Pues que estés dentro, que te esté pasando a ti, que estés dentro de esa corriente de agua o dentro de ese avión. Vimos lo que necesitaban esos planos. Construimos tres fuselajes y reutilizamos uno para hacer una pieza muy icónica, a la que llamamos el acordeón, y que nos permitió conseguir hacer aplastar literalmente a 45 personas, con lo que eso supone de una combinación de actores, dobles y 'dummies'. Pero siempre guiados por algo en lo que Jota siempre insiste mucho en todos sus proyectos, que sea verdad, que sea real. Apoyarnos en lo físico. Sí que buscábamos la brusquedad, el dolor, el impacto... y la sorpresa. Porque en unos segundos todo vuela por los aires y tú, como espectador, vuelas con ellos con esa dureza y te deja en shock.

P. -'Lo imposible' estaba pensada para una pantalla de cine. Y esta al ser producida por Netflix, se verá en pantalla pequeña. ¿Qué cambios hay a la hora de producir? ¿Cómo lograr que sea inmersivo cuando lo veo en un dispositivo pequeño?

Bayona. - Yo nunca he hecho nada para la pequeña pantalla incluso cuando he trabajado para ella. Cuando hicimos la serie de 'El Señor de los anillos', lo primero que marqué fue un formato de cinemascope porque era la mejor manera de contar con el paisaje. En este caso, además, se tuvo en cuenta desde el principio que se iba a hacer una explotación cinematográfica, por lo que con más razón aún se planteó como cine.La película tiene un formato 2.55:1 (23:9). Cuando te pones a pensar en la imaginería de la película, la cadena de montañas, el fuselaje del avión que es alargado, muchos personajes siempre en el plano, era el mejor formato para contar la historia y disfrutarla en una pantalla lo más grande posible.

P. -¿Cómo ha sido trabajar con Michael Giacchino en la BSO del filme?

Bayona. -Es un gran músico pero es todavía mejor como narrador. Ahora de hecho está dirigiendo películas. El trabajo que hizo él era muy interesante teniendo en cuenta que era una película muy larga, dos horas y media. Los personajes están básicamente durmiendo y comiendo durante 70 días y teníamos que buscar la dinámica de esta historia. Dotó a la montaña de un sonido muy hostil. Lo primero que hizo fue abrir la tapa del piano y empezar a golpear las cuerdas. Hacía referencias a Jerry Goldsmith  de 'El Planeta de los simios' buscando esa hostilidad. 

P. -A nivel musical, no hay tanto exceso como sucedía con la BSO de Fernando Velázquez en 'Lo imposible'.

Bayona. -Lo que hizo Giacchino fue medir mucho toda la parte emocional. Yo le decía que es una película en la que cuando te vas a emocionar, teníamos que cortar a la siguiente escena. De otro modo se podía convertir en un filme que no se iba a poder ver ya que te lleva hacia un lugar emocional muy fuerte. Así que él fue midiendo toda esa emoción. Hizo algo muy brillante que es utilizar las percusiones uruguayas como el candombe, una música típica uruguaya, que tiene que ver mucho con la parte más tribal de la cultura uruguaya, para las expediciones. Así que cuando echan a andar la música tiene que dar la sensación de que lo van a lograr. Hicimos una prueba del rescate sin música, pero parecía más impostada que cuando estaba la música. Era como sin ella, el director estuviera por encima de los personajes.


Bayona junto al director del Festival de Sitges, Ángel Sala (derecha).


P. -¿Por qué elegiste este casting con actores uruguayos y argentinos prácticamente desconocidos y en español?

Bayona. -Desde el principio quisimos rodar en castellano. Rodamos en inglés 'Lo imposible' aunque fuera una familia española. En aquel caso no era tan relevante el que cambiáramos la nacionalidad pues era una familia español que vivía en Japón y veraneaba en Tailandia. En cualquier caso eran caucásicos y daba igual si se contaba en español o en inglés. En este caso no, porque importaba el contexto cultural. Además, esta historia ya se había contado en inglés (¡Viven! de Frank Marshall). Apostamos siempre por actores locales y en español, de alto presupuesto, aunque de presupuesto medio para una película de Hollywood.

P. -¿El idioma pues ha sido un obstáculo para ver este proyecta antes?

Bayona. -El mercado en el que vivimos hoy en día no permite rodar películas de presupuesto medio en Hollywood en español. Y ahí hemos estado diez años intentando levantar una película. Cada vez que yo hacía una entrevista para promocionar películas como 'Un monstruo viene a verme' o 'Jurasic Park', yo decía a ver si mi próximo proyecto es en español porque estaba esperando que esta película se pudiera financiar. Diez años después ha sido Netflix la que ha permitido que este filme se pudiera hacer.

P. -¿Puso alguna condición a Netflix para hacerla?

Bayona. -Una condición sinequanon para que nosotros firmáramos con Netflix para rodarla fue que tuviera una exhibición cinematográfica. Eso no se cuestionó. La hubiéramos querido rodar para ventanas de exhibición convencionales, y no se pudo pues el público no va a ver películas en español a los cines. En Rumanía la gente no va a ver películas en castellano.

Hermida.- No va a estar sólo un mes en cines. Va a estar el tiempo que quiera el público. Lo que pasa es que se simultaneará a partir de enero con la plataforma. Además, Netflix nunca puso pegas con que los actores fueran desconocidos. Fue una apuesta de Jota. Hemos de tener en cuenta de que eran personas muy jóvenes, entre 17 y 25 años. Hubo un casting en pandemia, on line prácticamente.Y la apuesta fue porque no hubiera caras conocidas que pudieran la atención del grupo. 

Bayona. -Hicimos casting con caras conocidas pero el tono no era lo que pretendíamos. Veíamos algún rostro conocido entre un montón de caras desconocidas y no nos gustaba. Hicimos seis meses de casting durante la pandemia. Y ese proceso ya fue muy intenso porque había que hacer cuarentena para los viajes de los actores entre Argentina y Uruguay. Cuando vinieron a España, la mayoría no había salido ni siquiera de su país ni habían visto la nieve siquiera.

P. -Esta película es muy diferente a la de '¡Viven!' de 1993 de Marshall, de aventura y acción, ¿viste la versión del mexicano René Cardona, 'Supervivientes de los Andes' rodada unos cuatro años después del accidente.

Bayona. -La vi pero era dificil verla. Ahora se ha reeditado. Había una versión de muy mala calidad en Youtube y la vi muy por encima. Además era una película que entraba de pleno en lo 'exploit', se vendía mucho por la idea de la comida de los cuerpos. Es más concisa que la de Marshall pero para la preparación de nuestro proyecto no la vi porque la copia que había en su momento era de mala calidad.




P. -Háblame de las localizaciones y de si este rodaje ha sido el más duro al que te has enfrentado.

Hermida. -Desde 2017 empezamos a explorar el norte de Estados Unidos, las montañas de América y Europa para ver dónde era posible hacerla, ya que había un problema enorme como era la nieve. Esta es algo temporal. Después de años de buscar financiación, llegamos a la convicción de que el mejor sitio era en España, al lado de la estación de esquí de Sierra Nevada. Era una montaña que al estar cerca del ecuador tiene muchas horas de luz. Además, Bayona siempre tiene una idea subyacente en todos sus rodajes, que es el de rodar en España siempre que puede y con equipo español. Jota también tenía claro que había que rodar en el lugar donde el accidente, el Valle de las Lágrimas en Argentina, en medio de los Andes. Si tenemos en cuenta el rodaje del inicio y final de la película en Montevideo, hemos estado once meses rodando. 

Bayona. -Lo primero que hice fue trasladarme al lugar donde cayó el avión. Empezamos el rodaje cubriendo todo lo que eran los fondos. En ese primer viaje fui al lugar, pasé una noche horrible el primer día por el mal de altura. Sólo llegar al sitio son tres jornadas de adaptación. Pierdes la noción del tiempo. Hay que vivirla para entender lo que es. Un sitio impresionante, pues no hay nada, ni nada suena ya que no hay nada vivo. Después fuimos a rodar a Sierra Nevada, a 2.500 metros, mil metros por debajo de lo que vivieron ellos. Un aspecto que el público no va apreciar porque están muy bien hechos son los efectos especiales. Todos los fondos de la película, absolutamente todos, están cambiados digitalmente. Son los fondos de las montañas de los Andes y la película se rodó en un 70% en Sierra Nevada.

P. -La película se rodó en digital y luego se pasó a analógico. ¿Por qué no se rodó en celuloide desde el principio?

Bayona. -Si normalmente en una película se rueda unas 40 horas para el resultado final, nosotros rodamos 600 horas. No parábamos de rodar nunca porque teníamos un plantel de actores muy jóvenes pasando por situaciones parecidas a los protagonistas, pasaban hambre, frío y no tenían experiencia de una filmografía larga, como mucho una o dos. Cuando llegamos a la mesa de montaje al acabar la jornada de rodaje, los montadores se quejaban de que no tenían horas en el día para visionar el material que se había rodado.Había un trabajo muy grande de seguir explorando la historia y seguir buscando la forma adecuada en el montaje. Eso en negativo no habría sido posible. 

Hermida. -No hay negativo en el mundo. 

P. -¿Cómo fue el pase de la proyección de 'La sociedad de la nieve' para las familias?

Bayona. -Cuando me reúno con los supervivientes, ellos querían aún más que yo que se hiciera la película. Faltaba algo por contar. Yo me preguntaba qué era. Al dar voz a los muertos en esta historia, de alguna forma se ha equilibrado, hay algo que está presente en el libro y tiene que ver con esa visión más fantástica del relato. Hicimos el rodaje como si fuera una crónica, muy pegados a la verdad. Y esa verdad pasa también por una mirada que interpreta los hechos. Y en esa mirada está la mirada de los muertos. Estos, cuando lees el libro de Vierci, parecen que estén vivos, pues los supervivientes hablan constantemente con ellos. Y la mirada que hay en la película da a entender que esos muertos siguen vivos. Siempre he defendido el cine fantástico como una manera  más verdadera de contar la realidad. En el pase, los familiares de los supervivientes y, sobre todo, los de los fallecidos, pudieron meterse en ese avión, vivir lo que ellos vivieron y entender lo que ellos pasaron para poder aceptar. Hubo un momento casi de curación. Me contaba uno de los supervivientes que su cuñado, hermano del capitán, en cincuenta años no habían hablado de esto. Mucha gente después de 50 años pudo entender por lo que pasaron y por qué hicieron lo que hicieron.






 


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