Visitas de las páginas en total

domingo, 28 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Sábado y Palmarés

 Los domingos de Alauda Ruiz de Azúa consigue la Concha de Oro 


Además, Joachim Lafosse logra la Concha de Plata a Mejor Dirección por "Six Days in Spring" y los actores José Ramón Soroiz (Maspalomas) y la china Zhao Xiaohong (Her Heart Beats in Its Cage) la Concha ex aequo de Plata a Mejor Interpretación



Valla en la que aparece el cartel de Los domingos, ganadora del Zinemaldia 2025


Si les nombro los siguientes nombres: Dea Kulumbegashvili, Alina Grigore, Laura Mora, Jaione Camborda y Alauda Ruiz de Azua, ¿les suenan de algo? Bueno, sobre la última, directora baracaldesa, tal vez hayan leído que ayer ganó la Concha de Oro por "Los domingos". El resto también desde 2000. Tan sólo un "enfant terrible" ha podido meter pitón entre tantas "conchas" que dirían los argentinos: Albert Serra.

Un compañero de fatigas en esto de cubrir el Zinemaldia, oliéndose lo que se venía, ponía ayer sábado el siguiente tuit: "Ha sido un festival político y me temo, un palmarés político". No se equivocó. Desde hace años ya sé que no se valora el cine, sino el tonelaje de dinamita ideológica que contiene la película ganadora. A veces, ocurre que la calidad cinematográfica y la reivindicación –del tipo que sea– van unidas; en muchas otras ocasiones, no.

Viendo el listado de premiados en la Sección Oficial –los otros ya ni te cuento–, se revela por dónde van los tiros: la intransigencia –de cualquier tipo–, la diversidad cultural, la homosexualidad, el maltrato a la mujer, el derecho al aborto, la desigualdad social, el amor interracial... Bueno, por no faltar no faltó que un chico con down subiera al escenario a reivindicar mayor visibilidad y oportunidades artísticas.

Cumplida la agenda woke, vayamos a juzgar un poquito qué tal ha ido el palmarés, teniendo en cuenta que J. A. Bayona ha presidido el Jurado Oficial junto a la cineasta portuguesa Laura Carreira y la directora estadounidense Gia Coppola; la actriz Zhou Dongyu; la cantante e intérprete argentina Lali Espósito; el actor británico Mark Strong y la productora francesa Anne-Dominique Toussaint. Creo que dice poco y malo del Festival de Cine de San Sebastián el hecho de que de los siete premios, cuatro fueran a parar a largometrajes españoles, frente a los dos que se llevó Francia, uno a Argentina y el ex aequo a China. Demasiado casero para ser un festival que se las da de internacional. 

Desde que el pasado domingo 21 se pudo ver en el pase de prensa, "Los domingos" se perfiló como una de las aspirantes a la Concha de Oro. Todavía le estoy dando vueltas a un asunto: ¿por qué razón milagrosa y oculta este filme de Alauda Ruiz de Azua ha gustado tanto a críticos de derecha (ABC, El Mundo, El Diario Vasco) como de izquierdas (Gara, Berria)? A la salida del cine pegaba la oreja a ver qué comentaban los jóvenes –todavía los hay que van al cine, al menos como los caracoles salen en días de festivales– y, ¡oh, sorpresa!, parecía haberles interesado también. Me tiene tan intrigado desde aquel día que he tenido noches sin dormir. 

 

La directora Alauda Ruiz de Azúa

 

 "Los domingos" es una buena película pero no es una obra maestra. Para explicar la unanimidad sobre un tema en apariencia tan poco atractivo como el hecho de que una hija estudiante de bachiller quiera probar si merece la pena meterse a monja de clausura, hay que dar con la tecla. Y la tecla que ha tocado Alauda en estos momentos tan polarizados en la sociedad española es... la intransigencia. La película interpretada por la inexperta (inocencia pura) Blanca Soroa (estará en los Goya) y la antagonista dramática Patricia López Arnaiz puede ser leída desde los dos frentes ideológicos de la misma manera: ¿Ves lo que pasa cuando no me aceptas y crees que tú llevas sólo la razón y la verdad escrita en tu bandera?

 Alauda en rueda de prensa comentaba lo siguiente: "He intentado construir la película desde la tensión, de tal modo que los espectadores tienen que dilucidar hasta qué punto la joven Ainara experimenta un sentimiento genuino, auténtico o espiritual o es algo que realmente está acompañado, influido o empujado por un adulto, debido bien a sus carencias con el padre o bien empujado por los religiosos. También se habla de la vulnerabilidad que hay en la adolescencia, pues empiezas a sentir cosas muy adultas y no siempre las traduces bien. Una de las hipótesis que plantea la película es que la vulnerabilidad te puede llevar a una necesidad de afecto y querer sentirte especial”. 

Me quedo con una respuesta que la directora realizó a la pregunta de qué significaba para ella los domingos: "Los domingos suele ser un día de ver cine, la verdad". 

 

José Luis Guerín ganó el segundo premio por Historias del buen valle

  

Resto del palmarés 

El jurado dio el Premio Especial, una manera de resaltar una segunda buena película, a "Historias del buen valle" del interesantísimo documentalista José Luis Guerín. Nada que objetar, pues aunque no es una obra redonda contiene momentos de gran brillantez en la descripción de un barrio periférico de Barcelona: Vallbona. Como dijo el Jurado, el premio va a "una película que dirige su cámara hacia la periferia, hacia rostros y paisajes pocas veces filmados para trazar una mirada que fluye generosa y humana sobre el tiempo, evocando en ese viaje la esencia misma del cine". Guerín volvía así a triunfar otra vez –hace veinticinco años lo hizo con la espléndida "En construcción– con el mismo Premio Especial del Jurado. 

José Luis Guerín dudaba mucho de que le cayera algo sabiendo que el jurado estaba mayoritariamente integrado por actores y actrices cuando no contaba con actores y actrices en su película. Pero no tuvo en consideración la ayuda del presidente J. A. Bayona, que le confirmó que es del barrio La Trinitat Nova, colindante con Vallbona donde rodó Guerín.

Me temo que no la verá ni dios y pasará al catálogo de Filmin, sección Documentales. Y seguirá sin verse.

Como el wokismo hizo que el Zinemaldia (siguiendo la estela de la Berlinale) sólo concediera, a partir de 2021, un premio a la interpretación principal, pues hecha la ley, hecha la trampa. La Mejor Interpretación sin sexo ni género fue a parar ex aequo a dos actores: uno hombre, José Ramón Soroiz, por su papel en Maspalomas, en el rol de su vida que le han dado Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, y por el que logrará el Goya el próximo año; y otra mujer, la actriz Zhao Xiaohong, por el largometraje chino Her Heart Beats in Its Cage. Tiene la curiosidad esta notable película que Zhao Xiaohong interpreta el mismo papel que tuvo ella en la vida real: haber pasado diez años entre rejas por haber matado a su marido maltratador y tratar de recuperar la relación con su hijo.

Argentina tenia a concurso tres películas. Pues tuvo que ser la más demagógica y panfletaria la que se llevara algo. Camila Plaate obtuvo la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto por su interpretación en Belén. Interpreta a una joven mujer que es acusada de haberse provocado un aborto y, luego de dos años en prisión preventiva, es sentenciada a ocho años de prisión por homicidio agravado por el vínculo. Una abogada tucumana luchará por su libertad junto al apoyo de miles de mujeres y organizaciones, quienes se unirán para cambiar el curso de la historia. Cine para convencidos de las causas.


Jose Ramón Soroiz

 

 

  

Zhao Xiaohong

 


 








Y aquí vino el desvarío completo. Esos momentos en que piensas que los miembros del jurado o bien han sufrido una indigestión, los han drogado o han sufrido una abducción marciana de carácter belga. No sólo uno, sino dos premios obtuvo la floja y mal iluminada propuesta del realizador belga Joachim Lafosse  ya obtuvo la Concha de Plata a la mejor dirección con Los caballeros blancos en 2015. Este vez ha vuelto a ganar el mismo premio por Six Days in Spring (Bélgica-Francia-Luxemburgo) y también el Premio del Jurado al mejor guion, galardón que comparte con Chloé Duponchelle y Paul Ismaël. En el panel de críticos del Diario Vasco, estaba situada en la antepenúltima posición de los 17 largometrajes que concursaban. Y con baja puntuación. La mía no llegaba al aprobado.

Al Jurado no le parecía mucho dar tres galardones al cine made in Spain, sino que optaron por un cuarto, a todas luces excesivo aunque no desatinado. La distinción a la Mejor Fotografía ha sido para Pau Esteve por su trabajo en Los Tigres. Es verdad que tiene unas tomas submarinas impresionantes y que expresan muy bien la labor de los buzos y la tensión que hay debajo del agua. Y honra que Pau Esteve reconociera que el premio tenía que compartirlo con Eric, el director de fotografía de subacuático, "que es bastante suyo".

 

Jennifer Lawrence, cerca de mí, cerca del cielo.

 
Mis lamentaciones inútiles. Una pena que ni Franz de Agnieszka Holland sobre la figura de Kafka ni Nuremberg dirigida por el norteamericano James Vanderbilt se fueran de vacío. Les regalaré gafas de ver buen cine a estos siete magníficos integrantes del jurado. 

La actriz Itsaso Arana y el actor Óscar Lasarte presentaron ayer noche la ceremonia de clausura en el Kursaal 1, donde tras desvelarse los galardones tuvo lugar la proyección de Winter of the Crow (La conspiración del cuervo), la película de clausura de esta edición. Los dos numeritos de Óscar Lasarte (el de Gila metiendo en el mismo saco a Trump, Puttin o Milei y el truco mágico con la calculadora) fue de bochorno. Creo que tirándome un pedo con la boca o leyendo la Biblia en hebreo habría provocado mayores carcajadas en el Kursaal, algo al estilo de Tony Clifton. Ya saben, o si no vean la maravillosa Man on the Moon.

 

The End 2025 


 

sábado, 27 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Viernes 26

En el final de la etapa, el premio de la montaña va para "El agente secreto" de Kleber Mendonça 

 

El viernes era el día de romperse civilizadamente la crisma contra la horda de fotógrafos profesionales, amateurs, agentes de seguridad y demás intranquilo personal de la organización del Zinemaldia para obtener la foto de Jennifer Lawrence. He tenido que batirme el cobre como Rambo en Vietnam pero aquí la tienen:

 


 

Y tras haberse recobrado de la impresión, este que escribe sigue su camino haciendo la reseña de tres películas que vi en mi último día de Zinemaldia.


El director Kleber Mendonça Filho presenta "El agente secreto"


El penúltimo día del Zinemaldia, a pesar del cansancio que uno lleva ya tras más de 30 películas vistas, no carecía de motivación. "El agente secreto" del director brasileño Kleber Mendonça Filho venía con el marchamo de haber ganado los premios a Mejor Dirección, actor (Wagner Moura) y el premio Fripresci en Cannes de este año.

Me ha convencido mucho esta historia de 158 minutos sobre un doctor universitario, Marcelo, cuya vida se ve jodida cuando un tipo desmantela todo lo que en la Universidad está logrando con las varias vías de investigación tecnológica. Mendonça arranca con una escena que te va dejando mal cuerpo, porque sabes que todo lo que pasará a partir de entonces lleva el sello de la inquietud. Marcelo llega para repostar a una gasolinera, pero se da cuenta de que un cadáver está expuesto al sol y tan sólo cubierto por unos cartones. En un primer momento quiere huir, no quiere problemas pero su depósito ha llegado al límite. Todo ello está contado con fuerza, con esa planificación que sólo los buenos directores saben transmitir al espectador.

El guion consigue que el mal sea en ocasiones abstracto y en otras ocasiones muy concreto. Estamos en 1977 donde la gran sensación en la cartelera cinematográfica son los estrenos de dos películas que, no por casualidad, son: Tiburón y La profecía. De la primera contribuye a las escenas más surrealistas, fantásticas y cómicas de la película; de la segunda, intuimos que el mal que corroe en Brasil, el político y policial, está omnipresente. No se menciona que Brasil vive en el periodo de la dictadura del general Ernesto Geisel (1964-1985). Es ese es el gran acierto.

Marcelo huye hacia a Recife, lugar donde ha encontrado un cierto refugio y con la idea de reencontrarse con su hijo pequeño. Pero Kleber Mendonça ya nos avisa de que cuando una sociedad está sometida a cualquier dictadura y el mal está incrustado hasta en los rincones de la sociedad y de los estamentos políticos, no hay lugar para la escapatoria. Todo sin nombrarse. Porque para qué concretar cuando aun transcurriendo en un año 1977 concreto lo que se narra en "El agente secreto" sirve para otros momentos donde las libertades civiles y políticas están restringidas.

La iluminación de "El agente secreto" es la luz de aquellas películas de los 70. Incluye escenas en una sala de proyección, una manera de expresar un homenaje al cine de aquella época pasada. Una de las mejores películas de este año sin duda alguna.



"Valor sentimental" de Joachim Trier


La siguiente película también en la sección Perlas era la de Joachim Trier: "Valor sentimental". Era otra apuesta casi segura. Trier me había encandilado con "La peor persona del mundo". He de reconocer que los 135 minutos en el Teatro Victoria Eugenia me han pesado por ser una historia más densa y difícil de contemplar que la anterior porque las imágenes están perladas de conversaciones sentimentales, donde el pasado revierte en el presente y donde hay derivaciones (escenas teatrales, lecturas de guion de una película que se quiere rodar) que hacen la experiencia más "cansina".

Relata la relación que las dos hermanas Nora y Agnes tienen con su su distanciado padre, el carismático Gustav, un antiguo director de renombre que le ofrece a su hija Nora, actriz de teatro, un papel en su próxima película. Nora lo rechaza y pronto descubre que le ha dado su papel a una joven y entusiasta estrella de Hollywood. De repente, las dos hermanas deben sortear su complicada relación con su padre y lidiar con una estrella estadounidense que se encuentra en medio de su compleja dinámica familiar.

Contiene un arranque impresionante, donde Nora relata cómo se "siente" la casa familiar durante los años en que Gustav vivía con ellas y con su madre hasta el divorcio. Pero de ahí todo empieza a mostrar una densidad emocional que se me hace bastante difícil de digerir. Trier se muestra menos acertado o inspirado en la puesta en escena salvo en varios momentos. El final logra elevar el interés y dejar un poso en el espectador de que el tema de cómo las relaciones con los progenitores dejan una huella indeleble difícil de sortear. "Valor sentimental" es más valiosa por el guion que en el resultado final en pantalla. Aún así es una obra cinematográfica muy interesante.



"Ballad of a Small Player" de Edward Berger


La última película dentro de la Sección Oficial a concurso vista en el Príncipe 2 después de meterme una ensalada de tomate (sólo había tomate y no del País), unas albóndigas que más parecían almóndigas) y unas natillas con una galleta María, se me hizo llevadera. Su título en español "Maldita suerte".

Porque el director alemán Edward Berger (1970) sabe dirigir una mediocre historia procedente de esos best sellers vendidos en la zona duty free de aeropuertos como los ángeles. Tiene talento y fuerza para narrarnos una historia que transcurre en Macao entre casinos de juego. Tenemos a un entregado Collin Farrel en el papel de Lord Doyle, cuyo pasado y las deudas por el juego -él no se considera un ludópata- comienzan a pasarle factura. La suerte es esquiva pero se encuentra con un alma gemela que podría tener la clave de su salvación: una mujer tan guapa, tan imposible de creer que parece irreal.

Lo que uno no entiende es que esta película esté en la Sección Oficial según los parámetros con los que suelen usar para dar el pase de entrada. Me temo que se irá de vacío y lo tendrá merecido. 

 

viernes, 26 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Jueves 25

Cuando la ficción falla, te queda el género documental


El director José Luis Guerín que presenta "Historias del buen valle"


Uno de los directores más apreciados por el que esto escribe se llama José Luis Guerín, junto con otro proscrito del cine como es Víctor Erice. Verle presentar un nuevo documental o como se llame lo que haga a este catalán no nacionalista (“el nacionalismo busca lo estático mientras que el mundo es dinamismo”, confiesa Guerín) es para estar de enhorabuena.

No encuentra financiación, así que ha tenido la suerte de tener a un joven llamado Jonás Trueba (del linaje Trueba) que le ha dado un empujoncito financiero, junto a alguien francés (siempre Francia salvando la cultura de debajo de los Pirineos). 

“Historias del buen valle” no ha convencido mucho. Yo la veo con sumo interés porque Guerín es un tipo interesante, que ama el cine y es un artista en el mejor sentido de la palabra. Y, además, saber mirar la realidad como a mí me gusta: con cariño por los seres humanos que retrata y con su dosis justa -como si fuera una especie que echa a su guiso- de lirismo poético. Lo justo para que que aquello que contemplas te parezca especial, rico, rico.

El documental aborda el paisanaje que reside en una zona periférica de Barcelona capital, rodeada por el río Besós, una línea de ferrocarril y dos carreteras. Es un mundo apartado, cuya geografía no es posible imaginarse como le sucedió a Guerin, que se le hizo imposible enmarcarla al principio, por lo que estuvo a punto de tirar la toalla.

En ocasiones me recuerda a la magna novela de “La colmena” de Cela, pues describe un paisanaje en un lugar variopinto, desde aquellas gentes venidas del Sur en época de Franco hasta los inmigrantes actuales procedentes de Ucrania, Guinea Ecuatorial, América, India, gitanos, Portugal o Marruecos. 

La estructura de “Historias del buen valle” me parece lograda, pues recorre -con un prólogo en blanco y negro- el pasado (sombras de lo que fueron viviendas derribadas y comidas por la vegetación), el presente (con la mixtura de idiomas y procedencias, con las tensiones que ello provoca) y finaliza con el incierto futuro de esa zona barcelonesa debido a que pasará el tren de alta velocidad. 

La muerte también está presente, como le pasa al barrio, que sufre al final las obras de construcción del ferrocarril. Destaco una escena con sabor a puro John Ford, con el aroma de la misa funeral por uno de los vecinos mientras alguien toca la armónica.

En Francia sería Dios. Aquí Guerín es un pringado que tiene que recurrir a los amigos para que le paguen este “working in progress”. Asco de país a veces. 


"Jay Kelly" de Noah Baumbach


Jay Kelly es una mirada retrospectiva de un actor, George Cloney, que lo ha alcanzado todo, al menos en el plano artístico. Le acompaña en esa vorágine de su vida llena de proyectos cinematográficos y de agenda ocupada por actividades por su agente-madre-consejero  y asesor interpretado por Adam Sandler.

Es un película donde desees que se callen un poco, pues los diálogos se hacen eternos. Y recuerdas aquellos western donde lo esencial se decía con el revólver. Lo más salvable son los momentos en Clooney trata de volver la vista hacia el pasado en un intento infructuoso de solucionar las relaciones rotas o poco fluidas con sus dos hijas en edad madura. En esos momentos me recuerda salvando las diferencias de calidad una obra maravillosa de Ingmar Bergman titulada “Fresas salvajes”.

Los momentos en que Jay Kelly recibe un homenaje en un festival de la Toscana italiana la cosa empeora. Poca cosa para Noah Baumbach, autor de una muy recomendable obra superior a la comentada; Historia de un matrimonio. 




"Errautsak" de Oier Plaza


Esta tarde en la sala 2 del Trueba, que hemos prácticamente llenado, se ha proyectado un pequeño documental del guerniqués Oier Plaza titulado Pope=Errautsak, que significa cenizas en checo y euskera. También está con un titulo paralelo, que diríamos los bibliotecarios, “Ashes”, pues es la única manera de que más allá se pueda entender el título. 

Como siempre que vas con poca expectación, esta se ha visto superado con creces. Se ve con un interés creciente y con emotividad. Plaza se aleja de lo que he visto del estilo documental de Guerín, pero logra mediante una narración investigadora crearte una curiosidad por lo que se cuenta.

Todo arranca por una casualidad como las grandes y pequeñas historias de la vida. Por una parte, un profesor de educación secundaria, Unai Eguía, aprovecha la reclusión en época del Covid para leer la novela de Javier Cercas “El impostor” sobre la figura de Enric Marco, una persona que se hizo pasar por otro que había estado en el campo de concentración de Flossenburg. Eguía comenta en el documental que creía que a la novela de Cercas le faltaba un epílogo explicando quién era el verdadero suplantado: la figura de Enric Moner.

Por otro lado, tenemos a Antón Gandarias que relata que su ama tuvo durante más de treinta años la carta que un vasco-francés le envió sobre Angel Lekuona, tío y hermano respectivamente de ambos. La madre la ocultó porque su contenido era muy doloroso y porque “Franco se encargó de que una capa de silencio como la bruma en la memoria reinara durante los 40 años que duro el régimen”. La cita no es exacta pero por ahí van los tiros. 

La misiva relataba algunos pormenores del destino de Ángel Lekuona. Este fue un soldado republicano que pasó la frontera pirenaica como tantos miles en 1939 tras la Batalla del Ebro. Había que poner pies en polvorosa o tener un incierto destino si se quedaban. Tras unos años en Francia, los nazis le capturaron  en 1943 y vivió un periplo nada turístico entre campos de concentración de diferentes lugares europeos. 

La búsqueda sobre dónde pudo acabar sus restos dará lugar a un relato con más etapas sorprendentes, cuya hora y media se sigue sin consultar el reloj.

Es apreciable el uso de unos dibujos animados para representar ciertos pasajes que, por razones presupuestarias, no podían asumirse en esta producción. Pero que, en honor a la verdad, la animación le dota a Popel de una mayor fuerza expresiva a la historia. 

Todo ser humano necesita saber quienes han sido sus antepasados. Y cuando le arrebatan a un ser querido es como si en su ADN tuviera un vacío que transmite esa ausencia a los descendientes. Urge cicatrizar ese hueco con la búsqueda de la memoria y la verdad. Y eso es Popel: la recuperación sanadora para los supervivientes. 


Aspecto del Trueba 2 para ver Popel=Errautsak

Sobre “Un fantasma en la batalla” de Agustín Díaz Yáñez decir brevemente que tiene un problema importante: haber salido poco tiempo después de otra que el año pasado ganó el Goya: La infiltrada de Arantxa Etxeberria. 

Se nota que se trata de un encargo, algo con que alimentar el motor de ventas de Netflix. La película bascula entre ser un thriller algo moroso y sin demasiada tensión en la primera parte con otra parte repletas de imágenes de archivo que contextualizan lo que fue ETA durante varias décadas. 

La interpretación  de Susana Abaitua es correcta pero sin la intensidad si la comparamos con la anterior que le daba a un papel muy parecido Carolina Yuste. Del que hace de policía de la guardia civil que dirige la operación de infiltrar a un miembro femenino en el corazón de ETA, Andrés Gertrúdix, me parece una actuación tan seca como un cactus del desierto.

Me comentaba un compañero abertzale que estaba hasta las narices de que siempre “nos retratan con cara de mala leche, nunca sonriendo” Tal vez la explicación esté en una escena que demuestra hasta qué punto parte de un pueblo esté fanatizado con la tensión que eso produce. Le dice en un momento dado la que directora de una ikastola y miembro de ETA a la infiltrada lo siguiente: “Los que somos vascos abertzales nacemos en libertad condicional y acabamos en la cárcel o en libertad condicional ”


"Un fantasma en la batalla" del director Agustín Díaz Yanes


La última película vista por la noche dejó a todo dios en el pase de prensa del Teatro Principal con un sabor de decepción y alguna cabezadita. "Vida privada" de Rebecck Zlotowski es una peliculita que sirve muy bien para echar la siesta después de comer unos espaguetis fríos y sin sal y un filete de hígado encebollado requemado. Eso sí, la Jodie Foster habla muy bien el francés; acompañada del tradicional ramillete de actores franceses no desentona su pronunciación francesa.

jueves, 25 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Miércoles 24

 Bendita Sección Oficial la de hoy que me ha rejuvenecido unos años




Parafraseando a Francisco Umbral, de la misma manera que existen escritores transparentes o pendolistas (persona que escribe con buena letra), existen directores cuya impronta es reconocible y otros que parecen artesanos, sin rúbrica. Prefiero siempre a los primeros aunque no me fascinen en todos los casos. 

Hoy se han dado los dos casos: el cine más autoral (filme chino) y el artesano (la película norteamericana). Y ambos me han convencido. 



Imagen de la película "Her Heart Beats in Its Cage"

 

China me llegó a través del cine de la mano de Zhang Yimou. Puede que si rasgo y pregunto a la IA me salga algún director chino anteriormente. “55 días en Pekín” no la cuento, que era mirada occidental. 

Acabo de ver dentro de la S.O. otra china: “Her Heart Beats in its Cage”, cuyo título en español sería “Su corazón late en una celda”. Y qué quieren que les diga, que puede ser de esas películas que pasan desapercibidas, pero que albergan más cine en su interior de lo que en principio parecería mostrar.  

El título alude a una mujer que lleva diez años encarcelada por haber matado a su marido. Afortunadamente para ella le van a conceder un indulto. Esto supone para Hong, que así se llama, un doble reto para su reinserción en la sociedad comunista china: volver a ganar su hijo preadolescente, el cual durante este tiempo ha estado al cuidado de su suegra, y encontrar un trabajo. 

Hay una idea de iluminación (de fotografía) que recorre la película: el contraluz. Hong, una mujer de carácter, fuerte y sensible (sabe de música y canta) está bañada por esa luz desde atrás que la deja en sombra en muchos planos. Es una idea maravillosa, pues en su vida tendrá que llevar la losa negra del homicidio de su marido maltratador.

Contiene el final más hermoso y sentido de lo que he visto en la Oficial. Y si es hermoso no solo es por las palabras que le dirige su hijo en la pasarela de un tren a su madre en una ausencia total de luz, para, después de pasar un túnel, ella verse iluminada en penumbra por la incertidumbre que le perseguirá. Las rejas que han presidido su vida durante esos diez años seguirán estando presentes en la libertad, mostrada con esa contraluz.


Plano del filme "Núremberg" de James Vanderbilt


En 2013 pude ver “Argo” en el Kursaal 1 y en dos ocasiones se aplaudió durante la proyección. Algo muy infrecuente. La película dirigida por Ben Affleck se llevó el Oscar a mejor película aquel año para tristeza del Jurado del Zinemaldia, pues no le dio el “egun on” obligado en esa edición del Zinemaldia.

Hoy he visto mucho jovencito chino por la película anteriormente comentada. Y, claro, tú ves ahora a las 11:30 en el Teatro Principal una película que dura dos horas y media y que la dirige un fulano al que le conocen en su casa a la hora de comer -si va a comer- llamado -lo consulto porque no me lo sé- James Vanderbilt y flipo. Flipo porque, aunque solo se haya aplaudido una vez y por cuestiones políticas de actualidad, me parece una película que se verá y estará en los próximos Oscar. Queda escrito y mi sabiduría cinematográfica como crítico al que nadie lee queda en juego. 

Estamos ante “Núremberg”, la historia del famoso juicio por el que 22 máximos representantes de III Reich fueron encausados en una corte internacional comanda por EE.UU., Gran Bretaña, Francia y la URSS. 

La película tiene esa forma reconocible de las películas contadas a la manera de Hollywood, pero sin Hollywood. Grandes interpretaciones de Rami Malek y Russel Crowe. El primero hace de Douglas Kelley, psiquiatra que es enviado a Nuremberg a evaluar la salud mental de los prisioneros nazis; en especial de la figura de Hermann Göring, el comandante de la Luftwaffe y el segundo en el régimen nacionalsocialista de Hitler. 

Asistimos a una narración que no deja oportunidad a que vayas al baño, pues todo lo que sucede es emocionante. Me imagino un conjunto de islas a las que debes nadar para llegar a la orilla del continente para salvar la vida. Unos diálogos inteligentes, sustanciosos y pedagógicos entre psiquiatra Kelley y Göring, cuyo resultado contribuye a que se decante el juicio hacia un lado. 

Muchos se dejarán deslumbrar por el narcisismo de Göring interpretado por Crowe, pero yo me quedo con el personaje de Malek. Atención a su escena en la radio y la del duelo interpretativo en la celda de la cárcel entre ambos que será recordada en los anales de la historia del cine. 

Una película que será un éxito allá por finales de noviembre cuando se estrene en salas. Y si me hacen caso y acuden a verla,  debajo les dejo mi dirección por si quieren agradecérmelo con un jamón.


"Olmo" del director Fernando Eimbeck

Poco puedo decir de esta obra del mexicano Fernando Eimbeck presente en la Sección Horizontes Latinos salvo que, al menos, no me dormí tanto como el joven que estaba a mi lado. 

La hora no ayuda, las 16:15, para seguir a Olmo, un chico que debe cuidar a su padre parapléjico junto a su hermana y su madre, agobiada porque tienen riesgo de ser embargados por impago de alquiler.

La primera escena ya da el tono de por donde quiere llevarnos Eimbeck: el padre, postrado en la cama, tiene necesidad de orinar. Pide a su hija, que no viene, pide a su hijo, que acude con desgana y al poner el conejo se lo hace fuera. Gritos, enfados y, al final, será la madre quien organice las tareas de salvar el colchón humedecido.

A esa edad, lo que uno tiene ganas es de enamorarse, fumar el primer pitillo, dar el primer beso o algo más, estar con la peña… En fin, todo menos estar con el vegetal que es tu “viejo”. 

En un momento, le cuenta su progenitor que por qué le puso Olmo a su retoño. Parece ser que era la mejor madera, la más dura para construir embarcaciones. Así que Olmo tendrá que desmostrarselo a su padre a esa jodida edad en la que quieres ser más libre.

Sucede en Nuevo México y es molesto ese cambio del español al inglés y viceversa de los actores para mí por tener que leer los subtítulos. Pero así son las cosas en una zona bilingüe: que ya no sabes si eres una cosa u otra. Otros lo llaman riqueza. 


Fotograma de "Eloy de la Iglesia, adicto al cine"


En Zarauz han nacido dos personajes ilustres: uno es José Ángel Iribar y otro el director Eloy De la Iglesia. El documental sobre la figura de este último se ha podido ver en el Príncipe 2 esta tarde. Asisten a la presentación. Y coloquio posterior su director Gaizka Urresti, el productor y Fernando Guillén Cuervo.

Repasar la filmografía del autor de El pico, El diputado o Callejeros es repasar la vida cinematografía de mi juventud. Es bien cierto que el cine de Eloy fue popular y comercial -como dice Pedro Olea: «yo tenía el favor de las críticas y él, en cambio, más el favor de la taquilla »-. Sin embargo, siempre me pareció  bastante chapucero y poco cuidado en su puesta en escena. Claro, al público en general en aquella época no le ibas a pedir exquisiteces, tan solo quería verse reflejado en sus problemáticas en la pantalla. Sentirse alguien, no un pringado.

Provocador y en cierta manera adelantado a su época, Eloy De la Iglesia abordó un tema fundamental en su carrera: el tema de la represión y, sobre todo. el de la represión sexual por su condición gay.

A nivel formal no es nada del otro mundo, pero tiene el acierto de que Urresti a medida que aparecen los testimonios de aquellos que le conocieron -Pedro Olea, José Sacristán. Marisol Morcillo entre otros- va intercalando fragmentos de sus más de 20 películas que aclaran la figura con sus blancos y sus negros (quince años sin rodar desde La estanqueras de Vallecas a Los novios búlgaros por culpa de la droga).

Cuando murió a los 64 años por un error médico, quiso que sus cenizas fuesen a parar al Cantábrico en la zona de Zarauz. Olea, Guillén Cuervo y un tercero las tiraron con la mala suerte de que un golpe de viento se las devolviese. El director bilbaíno Olea comenta jocoso en el documental que fue una manera de esnifarse a De la Iglesia, mientras de Guillén Cuervo afirmaba que al llegar a la dicha se enjabonó con las cenizas del zarauztarra.

La noche concluyó con la Fiesta de la Prensa. Bueno, con lo que queda en 2025 de ella.



miércoles, 24 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Martes 23

 Hoy martes ni el director griego Lanthimos me salva el Zinemaldia



La vida es demasiado corta como para tomar café del malo”, leo en el bar Iturralde de la avenida Libertad. Parafraseando un poco hoy en la 5ª jornada del Zinemaldia podría decir: la vida es demasiado corta para ver mal cine. Hoy ha pasado. 


Imagen del filme "Las corrientes"


Milagros Mumenthaler es la directora argentina de “Las corrientes” vista a las 8:45 en el Kursaal 2. No se llena la sala más pequeña del Kursaaal y eso me da mala espina. Acierto. No sé si les pasará a ustedes que, en ocasiones, hay películas que, desde el primer minuto, te sacan de la pantalla. Y me pongo a pensar en mi vida real: en las lentejas y hamburguesa que me servirán en el Erdialde, un garito para pensionista a módico precio. 

“Las corrientes” trata de una mujer treinteañera, estilista (lo dice la sinopsis pues me he pasado todo el tiempo pensando a qué se dedicaba), casada y con una niña. Le dan un premio por su trabajo, lo lanza después a la basura, sale a la calle y se lanza al río. ¿Intento de suicidio?

Y claro, todo así para que te pases bastante tiempo averiguando de qué va esta tarada, guapa y con mucha sensibilidad para la belleza (ratificado en los innumerables planos de detalle de las cosas en las que se fija). Yo miro el reloj, entre planos detalle de una cabellera de la prota que no se moja porque tiene fobia. El psicólogo que esté en la sala disfrutará de la historia; yo, en cambio, la sufro.

Mumenthaler va de artista pretenciosa, de las que quiero pero no puedo. Hay alguna escena con interés (la del faro que ilumina la ciudad, que más bien ilumina el interior de ella y, de paso, descubrimos la razón de su trauma infantil), pero mi cabeza ya está en las lentejas que están sirviendo, un poco sin sal (porque en este establecimiento para viejitos tienen en cuenta la hipertensión).

El trato en el Bar Erdialde es cortés. Se dirigen a ti con tu nombre. En “Las corrientes” hay un letrero en una cocina -mientras cinco infantes miran cada uno pantallas electrónicas- que “la cortesía es la mejor forma para hacer un mundo mejor”. Ha faltado poco para insultar a la pantalla y a las ínfulas artísticas de la directora argentina. Sin embargo, he querido ser cortés y he aplaudido y me he marchado como corresponde a un caballero.


Fotograma de la película "Ya no quedan junglas"


Parece que el destino de hoy es ir acostumbrándome a la vejez y saber que, durante ella, lo mejor que puedes hacer hasta tu final es aguantar los dolores que te esperan. Eso dice en un momento del filme “Ya no quedan junglas” Ron Perlman, que hace de Theo, un exmilitar americano envejecido que vive de los recuerdos. Se cita los jueves con una prostituta que le recuerda a su mujer. Es el único consuelo que le queda. Ah, y juntarse en el bar del Casco Viejo de San Sebastián con Karra Elejalde, que le habría gustado ser Lee Marvin con txapela.

Los espectadores se ríen de los diálogos de tan ridículos, falsos y sonrojantes que son. Alguien en RTVE que ha puesto la pasta debería dimitir. Y el director, un tal Luis Gabriel Beristain, debería dedicarse a lavar los platos en el bar Erdialde. Sería de mayor utilidad para la sociedad.

Esto estaba programado en la sección Galas de RTVE, que se supone que es lo mejor que producen. Que Dios nos coja confesados. 


Plano del filme "La voz de Hind"

Era una de las películas que había que ver sí o sí en el Zinemaldia. Está en Perlas y su duración de por debajo de la hora y media convenía a estas alturas de festival. “La voz de Hind” de la tunecina Kaouther Ben Hania. Un título sobreimpresionado nos avisa que estamos en el 29 de enero de 2024 y que está basado en un suceso real. Arranca con la llamada de un tío de una niña de seis años a Emergencias de la Media Luna avisando de que ella está atrapada en un automóvil bajo el fuego militar. Desde ese momento, tratarán de mandar una ambulancia para salvarla. La historia transcurre fundamentalmente en la sala de la Media Luna y en conversación continua con esa criatura.  

Aquí podemos comentar la película desde la perspectiva sociopolítica y propagandística o sobre consideraciones cinematográficas. Con respecto a lo segundo, si usted han tenido ocasión de ver “The Guilty” del danés  Gustav Möller pueden hacerse una idea de cómo va la puesta en escena -aunque he decir que esta es muy superior en mi opinión-. 

Con respecto al primer asunto, me debato en el dilema si el filme es pornografía fílmica o no. Me explico. La directora Kaouther avisa al espectador desde el principio de que en las conversaciones que vamos a escuchar aparece la voz de la verdadera niña a la que le pasó lo que se narra. Lo demás estará ficcionado, pero el  espectador ya no se puede abstraer del todo de que lo que está viendo sin dejar de pensar que parte de ello es o ha sido “real”. No sé si la película es dura o durísima. Lo que percibo es un sepulcral silencio durante el tiempo que ha durado el desalojo del Teatro Pricipal. Luego a seguir con nuestras vidas. 


El director Yorgos Lanthimos ha dirigido "Bugonia", su último filme

 

 Sabiendo que en su filmografía tiene películas tan famosas como “Pobres criaturas”, “La favorita” o la que a mí me encandiló cuando el nombre de Yorgos me sonaba a marca de colonia para hombres, “Canino”, la última del griego era una gran esperanza para salvar el día. Pues ni por esas. “Bugonia” es de un argumento tan sencillo como el mecanismo de un sonajero. Dos jóvenes conspiranoicos -algo que debe abundar en esa Norteamérica lejos de Nueva York- secuestran a la dueña de una gran empresa farmacéutica en la creencia de que es la responsable de que las abejas estén desapareciendo. Y, claro, con ellos el mundo. Si le quitamos que la protagoniza Emma Stone y que está dirigida por Lanthimos, pensaríamos que es de esas pelis de raptos que acaban en los festivales de terror. Ni el uso de la música de orquesta atronadora y potente en ciertos momentos -marca del director y obra del compositor Jerskin Fendrix- logra salvar la historia de un cierto déjà vu. 

Hay que esperar a las dos últimas escenas para que el espectador se asombre de algo: primero de convertir un thriller en algo cómico-fantástico y luego reconvertirlo en una distopía con unos planos finales sobrecogedores. Pero para eso me quedo con “El planeta de los simios”, la de 1968 por supuesto. 

A la salida me comentan que es un remake de la película coreana “Salvar el planeta Tierra” (2003). Y como curiosidad, por si les da por verla y se preguntan como yo por el significado del título, comentar que la palabra en español, bugonia (del griego bous -buey- y gonia -generación-), se refiere a la creencia en la Antigüedad en la generación espontánea de vida, particularmente la idea de que las abejas pueden surgir del cadáver de un buey u otro animal sacrificado. Este concepto se encuentra en la literatura antigua, como las Geórgicas de Virgilio, donde el apicultor Aristeo crea un nuevo enjambre de abejas a través de la bugonia. Gracias a la IA que me ha informado.


Plano de la película de "El amor que permanece"


Venía con la escopeta cargada pues ya vi en su momento la morosa “Godland”. No sé las veces que he disparado al proyeccionista por ver si se paraba la proyección y podía huir del Teatro Principal. Hasta que me di cuenta de que la proyección era automática y ya no había persona contra la que cargar. Esto que les parece una ocurrencia mía, lo he vivido esta noche viendo “El amor que permanece” del islandés Hlynur Palmason. Es cine de ocurrencias, ocurrencias poéticas visuales unas, ocurrencias humorísticas otras, ocurrencias dialogales sobre un tema… Escasa narración sobre la vida de una familia cuyos padres están separados. Le reconozco al director islandés un estilo propio de filmar pero de las ocurrencias no se vive. 
In ejemplo. El tipo yace tumbado y ella pasa por encima con lo que su falda larga cubre la cabeza de él; vemos un olano picado desde la perspectiva de él observando absorto las piernas y las bragas de ella. El se envuelve col falda dejando el semblante descubierto; en otro plano vemos como ella desaparece y es sustituida por una fuente de luz solar que cubre la falda. Ocurrencias… a veces bonitas pero que llegan a cansar. 

lunes, 22 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Lunes 22

Si no es por Kafka, no sobrevivo



 

La jornada del lunes 22 de septiembre, la cuarta, venía con  cierta preocupación por parte del que esto escribe, pues me iba  a meter cuatro películas de la Sección Oficial. Puedo decir que he sobrevivido. 

Lamento decir que si mis tuits en X se leen por cientos y cientos de tuiteros, estos artículos, que me llevan su tiempo -robados al placer de comer con serenidad la ensalada de pasta y un pollo asado con un pastel de zanahoria-, sin embargo, los leen apenas decenas de lectores. Una pena. Debería empezar a cobrarlos. La gente está acostumbrándose a leer telegramas como si les costase o cobrasen por leerlos. Un mundo raro. 


Fotograma del filme "Franz" de Agnieszka Holland

 

 Y para rarezas lo de la mañana que empezaba en el Teatro Victoria Eugenia viendo  “Franz” de la directora polaca, prolífica y añosa (77años) llamada Agnieszka Holland. Tiene mucho mérito haber realizado un biopic como el que ha dirigido, pues se nota que ha dispuesto de pasta gansa y que lo ha sabido invertir en hacer arte. Arriesgado afrontar la descripción de la vida de uno de los escritores más reputados y estudiados del siglo XX. Un plano donde aparece una guía turística nos muestra en un museo a un lado los volúmenes inspirados por el escritor -miles y miles- y en el lado siguiente una maleta llena de libros y documentos donde su albacea, Max Brod, pudo salvar parte de la obra literaria de Kafka. 

Arriesgado porque abordar una vida -aunque muriera relativamente joven de tuberculosis a la edad de 40 años- como Holland lo hace no dejará satisfechos a muchos espectadores. Resulta que quiere abarcar toda su figura desde una mirada alejada de la narrativa convencional y de forma caleidoscópica, con saltos temporales, con voces en off de personas que le conocieron, mirando a cámara en ocasiones… El problema que me pasa es que no conecto con las vicisitudes del escritor judío de Praga, a pesar de contar con una convincente actuación de Peter Kurth. Es la narrativa -loable y arriesgada sin duda- la que me aleja, pero a su vez lo más arriesgado y artístico.

Agnieszka aborda incluso la repercusión en el presente del autor de “El proceso”. Impagable las imágenes de turistas americanos que entran en una hamburguesería para comer hamburguesas “Kakfka” como él las comía a principios del siglo anterior, mientras el guía cobra una comisión del dueño del establecimiento por ello; o el guía japonés que les indica a los turistas nipones el área del río donde Franz solía echarse a tomar el sol y por dos euros les ofrece una toalla desechable para que puedan recostarse sobre ese lugar acotado.

Creo, a riesgo de equivocarme, que este proyecto ha sido el más ambicioso dentro de la filmografía de la realizadora polaca. Y aunque nos cueste meternos en la narración a nivel formal “Franz” es fantástica.  

 

Imagen de "SAI: Disaster"

 

 Suele ser costumbre que el Zinemaldia programe una película que bien pudiera cobijarse en la Semana de Cine Fantástico y Terror de San Sebastián. “Sai: disaster” del japonés Yutaro Seki empieza de una manera que el espectador necesita una libreta y una brújula para no perderse entre tantos personajes. De lo que he podido entender -más que los dos jóvenes sentados a mi lado que se han dormido- es que se trata de cuatro personajes en lugares diferentes de Japón, con labores distintas y un único personaje que está presente junto a ellos. Lo que parecen ser suicidios o accidentes mortales en un principio, para una agente policial resulta, en cambio, le resulta sospechoso y empieza a intuir -por los trozos de pelo que faltan en los cadáveres- que podríamos estar ante un asesino en serie.

Seki es un director que quiere mostrar una historia ya vista de un modo diferente. Lo que sucede es que ni las víctimas ni el supuesto asesino ni la investigadora nos importa lo más mínimo. Parece estar más atentos a ser original que a dotar de cierto espesor humano a sus personajes. Y eso lastra mucho el interés del filme. 

 

Fotograma de la película "Ungrateful Beings"

 

Programada a las 15:45 en el Kursaal 1, “Ungrateful Beings” del esloveno Olmo Omerzu no me generaba grandes expectativas. El café largo que me tomé hizo el efecto de no abrazar a Morfeo y seguir una historia eficaz que tiene varios giros que evitan las cabezadas. 

David, un marido separado de su mujer, lleva de vacaciones a sus dos hijos a la costa del Adriático. La adolescente está pasando por problemas de anorexia por la separación de los padres. El enamoramiento de un joven de la zona hace que mejore las ganas de comer -el deseo sexual aumenta el apetito-. 

Algo pasa en la zona -no quiero desvelarles nada- y el chavalín tendrá que fugarse, por lo que Klara volverá a su negativa a comer. ¿Qué harán sus padres para que no muera de inanición? Pues David, el padre, tratará de hacerse pasar por el joven con el uso del whatsapp dando pie a unas escenas divertidas y embarazosas del Zinemaldia. ¿Hasta cuándo podrán alargar los padres esta farsa para que reine la felicidad y la unión en la familia? 

“Ungrateful Beings” no es para echar cohetes pero al menos se ve con interés creciente por la historia más que por méritos de puesta en escena. 

 

Dolores Fonzi, la directora de "Belén"

 

He puesto la foto de la directora porque es lo más lindo que puedo resaltar de “Belén”, un panfleto muy aplaudido en el Teatro Principal sobre el derecho de la mujer a su cuerpo y a la libertad de abortar o tener criaturitas si se les pone el coño. 

Trata de una joven que es acusada en 2014 en Argentina de un delito de homicidio con agravante de relación por parentesco. Lo peor de todo es que cae en todos los típicos tópicos habidos y por haber en este tipo de telefilmes donde se nos vende cualquier causa y denuncia del sistema. 

Si Alauda Ruiz de Azúa trataba de ser basta equidistante en la mirada sobre un caso de vocación religiosa en “Los domingos”, Dolores Fonzi se envuelve en el pañuelo palestino de la causa abortista con cancioncilla de cantautor reivindicativo para los títulos de crédito. 

Lo produce el león de la MGM, que es de Amazon. Así que no le podemos achacar a Milei que haya puesto dinero público en este aborto panfletario titulado como el lugar donde vino el niñito Jesús -como se llega a decir en la película-. 

En honor de la verdad, aunque cause sonrojo el maniqueísmo al menos no aburre. 

ÚLTIMO ARTÍCULO PUBLICADO:

25ª Thinking Football Film Festival

Cuando el balón rueda por el mundo y nos hace pensar emocionándonos   Thinking Football Film Festival, cine y fútbol organizado por la Funda...

ARTÍCULOS MÁS LEÍDOS