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jueves, 25 de septiembre de 2025

Zinemaldia 2025. Miércoles 24

 Bendita Sección Oficial la de hoy que me ha rejuvenecido unos años




Parafraseando a Francisco Umbral, de la misma manera que existen escritores transparentes o pendolistas (persona que escribe con buena letra), existen directores cuya impronta es reconocible y otros que parecen artesanos, sin rúbrica. Prefiero siempre a los primeros aunque no me fascinen en todos los casos. 

Hoy se han dado los dos casos: el cine más autoral (filme chino) y el artesano (la película norteamericana). Y ambos me han convencido. 



Imagen de la película "Her Heart Beats in Its Cage"

 

China me llegó a través del cine de la mano de Zhang Yimou. Puede que si rasgo y pregunto a la IA me salga algún director chino anteriormente. “55 días en Pekín” no la cuento, que era mirada occidental. 

Acabo de ver dentro de la S.O. otra china: “Her Heart Beats in its Cage”, cuyo título en español sería “Su corazón late en una celda”. Y qué quieren que les diga, que puede ser de esas películas que pasan desapercibidas, pero que albergan más cine en su interior de lo que en principio parecería mostrar.  

El título alude a una mujer que lleva diez años encarcelada por haber matado a su marido. Afortunadamente para ella le van a conceder un indulto. Esto supone para Hong, que así se llama, un doble reto para su reinserción en la sociedad comunista china: volver a ganar su hijo preadolescente, el cual durante este tiempo ha estado al cuidado de su suegra, y encontrar un trabajo. 

Hay una idea de iluminación (de fotografía) que recorre la película: el contraluz. Hong, una mujer de carácter, fuerte y sensible (sabe de música y canta) está bañada por esa luz desde atrás que la deja en sombra en muchos planos. Es una idea maravillosa, pues en su vida tendrá que llevar la losa negra del homicidio de su marido maltratador.

Contiene el final más hermoso y sentido de lo que he visto en la Oficial. Y si es hermoso no solo es por las palabras que le dirige su hijo en la pasarela de un tren a su madre en una ausencia total de luz, para, después de pasar un túnel, ella verse iluminada en penumbra por la incertidumbre que le perseguirá. Las rejas que han presidido su vida durante esos diez años seguirán estando presentes en la libertad, mostrada con esa contraluz.


Plano del filme "Núremberg" de James Vanderbilt


En 2013 pude ver “Argo” en el Kursaal 1 y en dos ocasiones se aplaudió durante la proyección. Algo muy infrecuente. La película dirigida por Ben Affleck se llevó el Oscar a mejor película aquel año para tristeza del Jurado del Zinemaldia, pues no le dio el “egun on” obligado en esa edición del Zinemaldia.

Hoy he visto mucho jovencito chino por la película anteriormente comentada. Y, claro, tú ves ahora a las 11:30 en el Teatro Principal una película que dura dos horas y media y que la dirige un fulano al que le conocen en su casa a la hora de comer -si va a comer- llamado -lo consulto porque no me lo sé- James Vanderbilt y flipo. Flipo porque, aunque solo se haya aplaudido una vez y por cuestiones políticas de actualidad, me parece una película que se verá y estará en los próximos Oscar. Queda escrito y mi sabiduría cinematográfica como crítico al que nadie lee queda en juego. 

Estamos ante “Núremberg”, la historia del famoso juicio por el que 22 máximos representantes de III Reich fueron encausados en una corte internacional comanda por EE.UU., Gran Bretaña, Francia y la URSS. 

La película tiene esa forma reconocible de las películas contadas a la manera de Hollywood, pero sin Hollywood. Grandes interpretaciones de Rami Malek y Russel Crowe. El primero hace de Douglas Kelley, psiquiatra que es enviado a Nuremberg a evaluar la salud mental de los prisioneros nazis; en especial de la figura de Hermann Göring, el comandante de la Luftwaffe y el segundo en el régimen nacionalsocialista de Hitler. 

Asistimos a una narración que no deja oportunidad a que vayas al baño, pues todo lo que sucede es emocionante. Me imagino un conjunto de islas a las que debes nadar para llegar a la orilla del continente para salvar la vida. Unos diálogos inteligentes, sustanciosos y pedagógicos entre psiquiatra Kelley y Göring, cuyo resultado contribuye a que se decante el juicio hacia un lado. 

Muchos se dejarán deslumbrar por el narcisismo de Göring interpretado por Crowe, pero yo me quedo con el personaje de Malek. Atención a su escena en la radio y la del duelo interpretativo en la celda de la cárcel entre ambos que será recordada en los anales de la historia del cine. 

Una película que será un éxito allá por finales de noviembre cuando se estrene en salas. Y si me hacen caso y acuden a verla,  debajo les dejo mi dirección por si quieren agradecérmelo con un jamón.


"Olmo" del director Fernando Eimbeck

Poco puedo decir de esta obra del mexicano Fernando Eimbeck presente en la Sección Horizontes Latinos salvo que, al menos, no me dormí tanto como el joven que estaba a mi lado. 

La hora no ayuda, las 16:15, para seguir a Olmo, un chico que debe cuidar a su padre parapléjico junto a su hermana y su madre, agobiada porque tienen riesgo de ser embargados por impago de alquiler.

La primera escena ya da el tono de por donde quiere llevarnos Eimbeck: el padre, postrado en la cama, tiene necesidad de orinar. Pide a su hija, que no viene, pide a su hijo, que acude con desgana y al poner el conejo se lo hace fuera. Gritos, enfados y, al final, será la madre quien organice las tareas de salvar el colchón humedecido.

A esa edad, lo que uno tiene ganas es de enamorarse, fumar el primer pitillo, dar el primer beso o algo más, estar con la peña… En fin, todo menos estar con el vegetal que es tu “viejo”. 

En un momento, le cuenta su progenitor que por qué le puso Olmo a su retoño. Parece ser que era la mejor madera, la más dura para construir embarcaciones. Así que Olmo tendrá que desmostrarselo a su padre a esa jodida edad en la que quieres ser más libre.

Sucede en Nuevo México y es molesto ese cambio del español al inglés y viceversa de los actores para mí por tener que leer los subtítulos. Pero así son las cosas en una zona bilingüe: que ya no sabes si eres una cosa u otra. Otros lo llaman riqueza. 


Fotograma de "Eloy de la Iglesia, adicto al cine"


En Zarauz han nacido dos personajes ilustres: uno es José Ángel Iribar y otro el director Eloy De la Iglesia. El documental sobre la figura de este último se ha podido ver en el Príncipe 2 esta tarde. Asisten a la presentación. Y coloquio posterior su director Gaizka Urresti, el productor y Fernando Guillén Cuervo.

Repasar la filmografía del autor de El pico, El diputado o Callejeros es repasar la vida cinematografía de mi juventud. Es bien cierto que el cine de Eloy fue popular y comercial -como dice Pedro Olea: «yo tenía el favor de las críticas y él, en cambio, más el favor de la taquilla »-. Sin embargo, siempre me pareció  bastante chapucero y poco cuidado en su puesta en escena. Claro, al público en general en aquella época no le ibas a pedir exquisiteces, tan solo quería verse reflejado en sus problemáticas en la pantalla. Sentirse alguien, no un pringado.

Provocador y en cierta manera adelantado a su época, Eloy De la Iglesia abordó un tema fundamental en su carrera: el tema de la represión y, sobre todo. el de la represión sexual por su condición gay.

A nivel formal no es nada del otro mundo, pero tiene el acierto de que Urresti a medida que aparecen los testimonios de aquellos que le conocieron -Pedro Olea, José Sacristán. Marisol Morcillo entre otros- va intercalando fragmentos de sus más de 20 películas que aclaran la figura con sus blancos y sus negros (quince años sin rodar desde La estanqueras de Vallecas a Los novios búlgaros por culpa de la droga).

Cuando murió a los 64 años por un error médico, quiso que sus cenizas fuesen a parar al Cantábrico en la zona de Zarauz. Olea, Guillén Cuervo y un tercero las tiraron con la mala suerte de que un golpe de viento se las devolviese. El director bilbaíno Olea comenta jocoso en el documental que fue una manera de esnifarse a De la Iglesia, mientras de Guillén Cuervo afirmaba que al llegar a la dicha se enjabonó con las cenizas del zarauztarra.

La noche concluyó con la Fiesta de la Prensa. Bueno, con lo que queda en 2025 de ella.



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