Porque te vas o por qué te vas
Esta semana he leído en X que el periódico El País ha sacado un listado de los 50 mejores libros españoles del último medio siglo, es decir, desde 1975 a 2024. No sé si es una relación por orden de calidad o simplemente están los 50 mejores sin mayor elucidación. Me alegra saber que, aún habiendo muchos que no he leído, están presentes algunos que recientemente acabo de leer o que he leído en estos últimos años y cuya sombra todavía me cobija ante esta sombría vida. Algún lector se preguntará cómo puede uno cobijarse bajo la sombra de otra sombra. Cosas de la literatura.
En el primer lugar, aparece la novela Corazón tan blanco de Javier Marías. Confieso no haber leído nada del madrileño. En mi estantería están, a la espera de que un lector monte en su locomotora e inicie la aventura lectora, esta misma obra, –en cuya faja puedo leer que "el mejor homenaje es leerlo"–, la de título tan hermosamente poético, Mañana en la batalla piensa en mí, y una de sus últimas novelas antes de morir en 2022: Los enamoramientos.
En segunda posición, aparece Crematorio de Rafael Chirbes, también fallecido, un poco antes, en 2015. Existe una serie que se hizo de esta maravillosa obra que todavía uno tiene pendiente de ver. Hubo un tiempo en que recomendaba su lectura a todo dios para saber cómo era la España del pelotazo urbanístico y cómo estalló todo en la crisis de 2008.
Este año, sabiendo que Alberto Rodríguez iba a estrenar en el marco del Zinemaldia una serie, adaptación de la obra literaria, me leí Anatomía de un instante de Javier Cercas que escribió en 2009. Se trata de una crónica o ensayo histórico novelado y muy bien documentado sobre el fracaso del golpe de estado en España en 1981. Todavía tengo pendiente de ver la que dicen es una magnífica traslación de Alberto Rodríguez con Álvaro Morte, Eduard Fernández y Manolo Solo encarnando a figuras políticas cruciales de la Transición: Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el teniente coronel Gutiérrez Mellado.
Y qué decir de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, que el mismo año en que se publicó (2004) tiene el desparpajo de fallecer. Aunque hace años leída, todavía me queda ese grato sabor de su lectura sobre un matrimonio cuyo marido en 1940 todavía tiene que esconderse en el hueco de su dormitorio so pena de sufrir las represalias del régimen; lectura algo amargada por haber visto después una floja versión homónima en la pantalla dirigida por José Luis Cuerda.
Sorprende ver una historia gráfica titulada Arrugas de Paco Roca, publicada originalmente en 2007 por la editorial francesa Delcourt, y que luego pasó a una versión animada que tuvo muy buena aceptación, incluyendo dos Goya a mejor película de animación y guion adaptado.
Aparece también Obabakoak de Bernardo Atxaga, cuya adaptación al cine la llevó sin mucha repercusión, aunque se presentara en el Zinemaldia, Montxo Armendariz con el título Obaba. Mayor acierto al cine (transformada en sobresaliente serie) tuvo Patria de Fernando Aramburu, que pude degustar en plena pandemia de Covid en 2020, con mascarilla incluida y sin ir al baño porque no había descanso en el Kursaal, en aquel Zinemaldia sin público y con la prensa sentada a metros de distancia unos de otros.
Un amor de Sara Mesa también está en el listado para mi sorpresa y cuya traslación al cine por Isabel Coixet en 2023 me dejó aún más frio y desencantado. Como no podía faltar, ahí están los nombres de gente muy apegada al periódico: los Almudena Grandes, Carmen Martín Gaite, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas, María Zambrano...
Por eso me sorprende, aunque no debería porque es magnífico, que esté la obra de Francisco Umbral –fallecido también, en 2007– y que estoy leyendo en estos momentos: Mortal y Rosa. Es una obra híbrida, con fragmentos propios de memorias, monólogos, diarios personales y prosa poética hermosamente escrita.
Quiero transcribir un fragmento:
«En la noche, cuando el mundo se reduce al redondel de luz de la lámpara, y todo el resto del mundo es incógnito, extenso en círculos de sombra y nada, de astros y fábricas, abro un libro y quedo ahí, preso en la luz, leyendo. ¿Qué hago yo con un libro en la mano? ¿Qué es un libro? Un objeto rectangular, una caja, practicable, una sucesión de signos monótonamente ordenados. El libro es sólo el pentagrama del aria que ha de cantar el lector. En el libro no hay nada. Todo lo pongo yo. Leer es crear. Lo activo, lo creativo, es leer, no escribir. De esos signos, de esa tipografía hormigueante y seca, mi imaginación levanta un mundo, kun bosque, una idea, y continuamente salen volando pájaros de entre las páginas del libro».
Hace un rato, mientras meditaba escribir todo esto, pasé por la lavandería de mi barrio. Vi a una pareja de jóvenes que esperaban a que la lavadora industrial les devolviera la ropa limpia de los escarceos amorosos de la tarde de un domingo. Ella le decía: «Siempre he admirado a quienes escriben». Y él, mientras ella dejaba caer su cabeza sobre el hombro del muchacho, le respondía: «Yo, a los que leen… porque es lo creativo».
Y me preguntaba en esos momentos: ¿habría leído a Francisco Umbral? Descarté la idea por su juventud –me temo que los jóvenes de ahora leen menos– y seguí rumbo a casa sin pasar por el bar Stop para escribir este artículo, sabiendo que todavía de los 50 libros me quedan muchas noches reducidas al redondel de la luz de la lámpara.
Y en el patio, mientras tecleo en la máquina de escribir, escucho en la lejanía la letra de una canción: «Hoy en mi ventana brilla el sol. Y el corazón se pone triste contemplando la ciudad porque te vas». Siempre tuve dudas de si era "por qué te vas" o "porque te vas", pues tal y como lo pronuncia Jeanette, a la que descubrí en la película de Carlos Saura, Cría cuervos, se hacía difícil de discernir.
Y en eco apagado, un verso de la canción me llega ya apenas audible:
Bajo la penumbra de un farolSe dormiránTodas las cosas que quedaron por decirSe dormiránJunto a las manillas de un relojEsperaránTodas las horas que quedaron por vivirEsperaránTodas las promesas de mi amor se irán contigoMe olvidarás.
Listado de El País de los 50 mejores libros españoles del último medio siglo (1974-2024):
1- Corazón tan blanco - Javier Marías.
2- Crematorio, Rafael Chirbes.
3- El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite.
4- Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma.
5- Anatomía de un instante, de Javier Cercas.
6- Soldados de Salamina, de Javier Cercas.
7- El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina.
8- La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza.
9- Claros del bosque, de María Zambrano.
10- Lectura fácil, de Cristina Morales.
11- El infinito en un junco, de Irene Vallejo.
12- Vendrán años más malos y nos harán más ciegos, de Rafael Sánchez.
13- Tu rostro mañana, de Javier Marías.
14- Los santos inocentes, de Miguel Delibes.
15- Patria, de Fernando Aramburu.
16- Olvidado Rey Gudú, de Ana María Matute.
17- La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza.
18- Mortal y rosa, de Francisco Umbral.
19- El día del Watusi, de Francisco Casavella.
20- Nubosidad variable, de Carmen Martín Gaite.
21- En la orilla, de Rafael Chirbes.
22- Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.
23- La mala costumbre, de Alana S. Portero.
24- El otoño de las rosas, de Francisco Brines.
25- Juegos de la edad tardía, de Luis Landero.
26- Romanticismo, de Manuel Longares.
27- Mater Dolorosa, de José Álvarez J.
28- Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Mata.
29- Un amor, de Sara Mesa.
30- El temps de les cireres, de Montserrat Roig.
31- Todas las almas, de Javier Marías.
32- Historias de las dos Españas, de Santos Julià.
33- Galíndez, de Manuel Vázquez Montalbán.
34- El cuento de nunca acabar, de Carmen Martín Gaite.
35- Obabakoak, de Bernardo Atxaga.
36- La edad de Plata, de José-Carlos Mainer.
37- La lluvia amarilla, de Julio Llamazares.
38- Usos amorosos de la postguerra española, de Carmen Martín Gaite.
39- Habitaciones separadas, de Luis García Montero.
40- Las Armas y las Letras, de Andrés Trapiello.
41- Camí de sirga, de Jesús Moncada.
42- Arrugas, de Paco Roca.
43- Un día volveré, de Juan Marsé.
44- El corazón helado, de Almudena Grandes.
45- Rabos de lagartija, de Juan Marsé.
46- Antagonía, de Luis Goytisolo.
47- La escala de los mapas, de Belén Gopegui.
48- El entusiasmo, de Remedios Zafra.
49- Herrumbrosas lanzas, de Juan Benet.
50- Fragmentos de un libro futuro, de José Ángel Valente.
Fantástico repaso, Woody. Excepto en "Patria" (que no me gustó nada, ni en su versión literaria, ni en su versión cinematográfica), coincido en tus observaciones y apreciaciones. Siguiendo tu recordatorio, veré en cuanto pueda "Anatomía de un instante". Un abrazo!
ResponderEliminarLeerte, también a ti, me ha creado emoción, y un rastro agridulce de sombras, que cuelgan del pasado: Umbral, Jeanette, el ligue en la lavandería... Y tantas obras que aún quedan por leer. Gracias
ResponderEliminarLlama la atención que no haya nada de Cela
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