BULIMIA CINÉFILA EN LA SEMINCI 2022
Llevo unos años siguiendo algunos festivales de cine y cada vez tengo la sensación de que engordan más y más, como si sufrieran de bulimia. Es decir, se empeñan en crear eventos paralelos en torno a lo esencial. Parece que lo de menos ya es la sección oficial, la programación en la que un puñado de películas se disputa un premio principal y otros de consolación que deciden un puñado de “invitados trabajadores” del cine.
Me explico. El viernes 21 de octubre comienza la Seminci, Semana Internacional de Cine de Valladolid. Antaño solía recibir la Espiga de Oro un personaje (o dos a lo sumo) que hubiera atesorado méritos suficientes según la organización. En 2010 fue para el actor malagueño Antonio Banderas y para el director francés Claude Chabrol, que curiosamente se convirtió en un homenaje póstumo pues el autor de El carnicero (1970) tuvo el “mal gusto” de morirse un mes antes.
Este año el número ha engordado, siendo los directores Fernando Colomo y Manuel Gutiérrez Aragón, la actriz Victoria Abril y el productor Andrés Vicente Gómez los que lo recibirán el próximo martes 25 de octubre. Por si no fuera suficiente, el 29 de octubre, día de la clausura lo recibirá Antonio Resines. A eso hay que sumar la Espiga de Honor al cineasta irlandés Jim Sheridan y al director leonés Chema Sarmiento, que para eso estamos en Castilla y León.
El festival, además, crea secciones paralelas donde uno puede seguir atracándose, atiborrándose, engullendo. Seminci tiene Punto de Encuentro (muestra paralela y competitiva), Tiempo de Historia (sección dedicada al documental), Cine Gourmet (con la gastronomía como hilo conductor), retrospectivas por países (este año el país invitado es Irlanda y su cine del siglo XXI) y retrospectiva temática (en esta ocasión homenaje al séptimo arte con el título “Por amor al cine”) o Spanish Cinema (sección que muestra la producción patria reciente).
Los festivales empiezan a convertirse en una especie de hidra con forma de serpiente policéfala. Aquí sustituimos cabezas por secciones o actos, eventos musicales e incluso ediciones de libros. La Seminci 2022 edita los libros “A viva voz: Juan Antonio Bardem de la A a la Z” y “Pier Paolo Pasolini: el grito que no cesa” y reedita “El poderoso influjo de Jamón, Jamón”. Y no podemos dejar de señalar el libro “José Luis López Vázquez: los disfraces de la melancolía”, que recorre la trayectoria del actor con casi trescientos papeles entre cine, teatro y televisión.
No faltan proyecciones especiales (Jamón, Jamón) o nuevas secciones que incrementan el menú. Seminci Series se inicia este año para dar cabida a la exhibición de producciones para televisión y plataformas como son The Chosen (Dallas Jenkins, EE.UU.) o The Dark Heart (Gustav Möller, Dinamarca/Suecia).
De postre, Seminci estrenará la copia restaurada y con metraje inédito de “La aldea maldita” (Florián Rey, 1930) con música en directo de Raül Refree el próximo 28 de octubre en el Centro Cultural Miguel Delibres.
Como ven nadie puede abordar todo y la sensación para un bulímico cinematográfico es de ansiedad por no poder disfrutar de todo lo que el mercado cinematográfico en Valladolid durante nueve días de octubre le ofrece. Eso ocurre en otros sitios festivaleros. Pero no es consuelo. En ocasiones me siento como el personaje extremadamente obeso del filme El sentido de la vida (Terry Jones, Terry Gilliam, 1983) que tras darse un atracón en un restaurante no para de vomitar hasta reventar literalmente. En mi caso, es mi cerebro quien vomita cientos de fotogramas durante la noche tras regresar a casa. Alguna imagen recuperaré en el túnel de luz antes de expirar definitivamente.
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