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martes, 20 de septiembre de 2022

Finding Jack Charlton (2020)

ALGO MÁS QUE FÚTBOL


 

Ayer lunes asistí a la inauguración de Thinking Football Film Festival -es ya un hábito usar la lengua de Shakespeare arrinconando las dos nuestras, euskera y castellano- en su 10ª edición. 

Para los que no sepan de qué va el festival les diré brevemente que su temática es el cine y el fútbol y está organizado por la Fundación Athletic Club con la colaboración de la Sala BBK.

Desde su primera edición en el año 2013, el festival ha ido creciendo en prestigio hasta convertirse en uno de los festivales de fútbol y cine más importantes del mundo, al menos eso dice su página web y no seré yo, también de Bilbao, quien lo contradiga.

Acudió el actual presidente del Athletic Club, Jon Uriarte, para dar la bienvenida a los asistentes en la sala BBK de Bilbao, que dicho de paso estaba atestada. Eso sí, las entradas no son al precio de San Mamés: son gratuitas.

Me sorprendió que reconociera que antes de aspirar a la presidencia desconocía el fundamento y la repercusión del festival que organiza la Fundación Athletic; menos me sorprendió que no se quedara, aunque tuviera una buena excusa: viajar a Madrid por la noche por motivos laborales.

Vamos al grano. Les dejo en este enlace la programación de las películas que la organización ha tenido a bien organizar desde el pasado lunes hasta el domingo 25 de septiembre de 2022.

https://thinkingfootballfilmfestival.com/es/programa/

El pasado lunes se proyectó Finding Jack Charlton (2020) de los directores Gabriel Clarke y Pete Thomas. He de reconocer que soy un poco futbolero, antes más pero desde la Ley Bosman, futbolista belga cuyo caso laboral supuso que se aboliera el cupo de jugadores extranjeros de la UE en los clubes, hizo que la sorpresa en el fútbol se redujese. ¿Quién me iba a decir que en época de Franco el Athletic Club tuviera más opciones de ganar la Liga o la Copa que hoy en día? ¿Se acuerdan de aquel mantra de que siempre se favorecía al Real Madrid, el equipo del régimen?

Me centro. Jack Charlton, el protagonista de esta historia, era el mayor de dos hermanos ingleses que tuvieron la suerte de jugar la final de la Copa del Mundo de 1966 en Wembley y, además, ganarla a Alemania (la Federal, pues había dos en aquella época) por 4-2.

El documental -créanme que habría que inventar una palabra distinta porque nada más pronunciarla la gente deja de leer o le entran pocas ganas de verlo-, aborda la vida y obra de este jugador y, sobre todo, entrenador, siempre a la sombra de su hermano menor, Bobby Charlton. Ya saben que los defensas, como era el caso de Jack, siempre lucen menos que los medios o delanteros, como era el caso de Bobby. La viga frente al balcón de un edificio, ya me entienden, luce menos.

 Desde el principio, sabemos que Jack sufre de demencia, una enfermedad neurológica que va destruyendo los recuerdos. De ahí el título de "finding" (buscando), pues, aunque sus directores sabían de la enfermedad del protagonista, no sospechaban que ya estaba tan avanzada y que rodar con él y extraer recuerdos "valiosos" iba a ser tarea ya imposible.

Por ello se rodean de protagonistas que le acompañaron. El documental se centra desde el momento en que un buen día el presidente de la federación irlandesa llama a un inglés (!), Jack Charlton, para entrenar a la selección de Irlanda hasta que dimite, diez años después. Era como llamar al cholo Simeone a que entrenara a nuestro club el Athletic. Y, contra todo pronostico, Jack Charlton logra algo más que congregar a un buen ramillete de jugadores irlandeses (casi todos o todos jugando en la liga inglesa) para clasificarse por primera vez a un torneo internacional, en 1988 para la Eurocopa de ese año y jugar el Mundial de fútbol de 1990 y 1994. Ese logro es más social y político. Lo verán en la película si se animan a verla.

Participan en el documental otras voces destacadas de aquella memorable selección irlandesa de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, como Andy Townsend, Paul MacGrath, David O’Learey, Niall Quinn o Pat Bonner.

Una aclaración para los aprensivos como yo. Aunque se aborde la enfermedad de Jack Charlton, la demencia, la obra está repleta  de buenos momentos y de humor. De hecho, el documental acaba con Jack contando un buen chiste mientras discurren los títulos de crédito.

Tres apuntes sobre Finding Jack Charlton en esta crónica a vuela pluma que me permiten hablar de una obra emotiva, interesantísima y recomendable. A lo largo del metraje de 97 minutos aparece una pilastra cubierta de notas manuscritas en las que aparecen frases sueltas sobre indicaciones tácticas futboleras, características de jugadores, actitudes ante el vestuario, etc. de Jack. Son notas que van desentrañando los recuerdos de un entrenador que ya no los tiene. Las palabras, como si fueran relámpagos en la mente del entrenador, sobresalen de las notas en diferentes momentos para ilustrar distintos capítulos.

Un segundo apunte. Escuchar a un jugador, creo recordar, que dice que los recuerdos que más se retienen son aquellos que más emoción nos han provocado. ¿Habrá alguno que no vaya ligado a una intensa emoción? Los recuerdos de un futbolista o de un entrenador son recuerdos emocionantes, pues están fabricados de las alegrías o tristezas de miles de hinchas testigos de sus proezas o fracasos en el terreno de juego.

Y para acabar, el tercer apunte es muy tierno. Cuando los espectadores acuden a los campos o se ponen ante la pantalla del televisor a ver un partido, uno no conoce la intrahistoria de lo que pasa en el vestuario antes de saltar al terreno de campo. Por ello, Finding Jack Charlton nos descubre el episodio de un jugador, Paul McGrath que llegó a sufrir de delirium tremens por el alcoholismo pero que fue un defensa importante en aquella época para el equipo irlandés. En una ocasión, cuenta él mismo, estando en la selección, sufrió de los temblores típicos de los alcohólicos. Él estaba en la cama y el entrenador Charlton se le acercó y arropándolo, le dijo: "No sabía hasta qué punto estabas mal, Paul". Se comportó con el cariño que hubiera recibido Paul si su padre lo hubiera reconocido en lugar de ser un hijo abandonado en un orfanato.

En una nota de esa pilastra, se dice que Charlton era un "dictador amable". En la escena anterior, se resumen tal vez, la esencia de un inglés que se hizo querer en Irlanda. Y no sólo por haber ganado a Inglaterra en el campo de fútbol un 12 de junio de 1988 por primera vez.


 


1 comentario:

  1. Muy interesante y bien contado Ińaki.

    Yo mañana voy con mi hijo y pasado va mi hija con esti.

    Hay cosas interesantes

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