La Espiga de Oro de la Seminci va a parar a una comedia francesa titulada "Misericordia" del director veterano Alain Guiraudie
Además, Guiraudie logra el Premio a Mejor Guion y las Espigas de Plata a Mejor Película, segundo en importancia, han sido ex aequo para la cinta española Polvo serán de Carlos Marques-Marcet y para la de Singapur Stranger Eyes de Yeo Siew Hua. En cuanto, a interpretación, el de Mejor Actor va a los dos intérpretes de la noruega Sex de Dan Johan Haugerud y el de Mejor Actriz para María Laura Weissmahr, protagonista de Salve María, de Mar Coll.
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El francés Alain Guiraudie al los brazos al saberse ganador de la Espiga de Oro |
Tras años y años de quejarme de que los festivales siempre han ninguneado las pocas Comedias, así con mayúsculas, que programan a la hora de premiarlas, y ahora que la Seminci va y otorga el máximo galardón a una, pues me sabe mal quejarme. Y si lo hago, se debe a que, de entre las 22 obras que participaban en lograr la Espiga, este año había un ramillete de películas que podía habérsela adjudicado sin que uno pusiera el grito en el cielo. Porque digámoslo ya, la 69ª edición ha reunido una nutrida selección de obras notables y otras buenas películas, pero no he hallado la película que me haya enamorado, que le haga a uno decir: me quedo con esta por encima de todas.
Aquí dejo a modo de inventario las que, en mi opinión, podrían haberse llevado la gloria y haber escrito en moldes de oro su nombre en la Historia de la Seminci:
- Vermiglio de Laura Delpero, su segundo largometraje. Crónica de una familia del norte de Italia en las postrimerías de la II Guerra Mundial. Evoca con planos en claroscuros y estáticos, una realidad que pretende ser más pictórica que cinematográfica, donde los personajes y los paisajes del pueblo donde transcurre la historia son más relevantes.
- La cocina de Alonso Ruizpalacios. El mexicano logra retratar con una puesta en escena muy poderosa y entretenida el microcosmos de una cocina de un restaurante en el corazón de Nueva York.
- Black Dog de Guan Hu. Visualmente embriagadora también como Vermiglio aunque en otro registro, pues su formato es el de los Western aunque llevado al desierto de Gobi con un protagonista que, como el Hombre sin nombre de los filmes de Leone, apenas habla.
- Bob Trevino Likes It. Primer largometraje de su directora, Tracy Laymon. Logró emocionar al público del Teatro Calderón (doy fe por los snip-snips oídos) con una historia de una veinteañera que busca un verdadero padre cuando el que tiene no da la talla por su narcisismo. Sus diálogos soberbios y, sobre todo, la química entre Barbie Ferreira y John Wick traspasa la pantalla de cine. Se nota que partía de una experiencia propia de Laymon.
- The Brutalist. Haberla programado para concursar fue un error, pues conociendo cómo se las gastan los jurados, estaba seguro de que no le iban a dar ni las gracias, y menos algún premio. La obra de Brady Corbet estará en las nominaciones a los Oscar, sí o sí. La vida del arquitecto húngaro y judío László Toth en Estados Unidos, tras huir de la persecución nazi, no se verá recompensada como se merece, pues un extranjero en la tierra de la libertad y las oportunidades será siempre un extranjero, con lo que implica esto en cuanto a integración social. La BSO acompaña soberbiamente esta tristísima historia.
- Tres kilómetros al fin del mundo del rumano Emanuel Pârvu, si me apuran, también podría haberse llevado el premio gordo. Enmarcada en esa Nueva Ola del cine rumano surgida en 2004, Pârvu narra una historia que se ve con mucho interés sobre la no aceptación de la homosexualidad en la sociedad rumana. Lo mejor es que no hay maniqueísmos ni subrayados de tesis, peligro más que evidente.
La directora de Vermiglio, Maura Delpero, posa para nosotros |
El cine español ha estado representado por un buen puñado de obras, con mayor o menor valía. Sin embargo, ninguna de las obras de la sección oficial, salvo Polvo serán -que no pude verla-, han concitado mucho entusiasmo entre la crítica. Unas porque se movían en un terreno artístico más dirigido al gran público (Fin de fiesta, Verano en diciembre); otras por ser obras minoritarias (caso de En la alcoba del sultán) y, por último, las que están un terreno intermedio como puedan ser Salve María o Rita, con una orientación a un público que guste de ciertas temáticas actuales (la maternidad no aceptada o el maltrato doméstico).
Reseñar también la importancia de la restauración y el hecho de poder ver el cine en pantalla grande. Dentro de esta sección denominada Memoria y Utopía pude disfrutar de La mujer sin rostro (1947) del realizador sueco Gustaf Molander con un guion de un joven Ingmar Bergman, en la que ya se apuntaban varios de los temas que abordaría en sus posteriores realizaciones ya como director. Mucho cine de ahora queda a la altura de betún si comparamos cómo se iluminaban las escenas antes y cómo se hacen (si es que se hace) hoy en día.
No quiero dejarme en el tintero el mencionar uno de los eventos ya tradicionales en el marco de las actividades de la Seminci como fue la proyección en el Centro Cultural Miguel Delibes de la película muda La muchacha de Londres (Blackmail, 1929) de Alfred Hitchcock. Mi satisfacción por haber podido llevar a dos niñas de nueve y doce años a una experiencia única: la proyección de una obra en blanco y negro con la interpretación musical en directo bajo la batuta del director estadounidense Timothy Brock al frente de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. La BSO de la película se realizó en 2008 gracias al compositor británico Neil Brand, cuya orquestación se encargó el propio Brock. La muchacha de Londres es la última película muda de Hitchcock y la primera sonora que realizó el maestro del suspense, pues rodó dos versiones del filme en 1929, en pleno proceso de transformación de la industria cinematográfica por la irrupción del sonoro.
Un emocionado Alfred Hitchcock al ver que sigue triunfando entre la juventud con su obra La muchacha de Londres |
Espiga de Oro y Guion
El Jurado presidido por la directora ateniense Sofia Exarchou decidió que Misericordia de Alain Guiraudie fuese elevada al altar. Esta comedia con aroma a thriller rural y a modo de cuentito nos relata la llegada de Jérémie (Félix Kysyl) a su pueblo para asistir al funeral del panadero para el que trabajó en el pasado. Jérémie se instala en la casa de la viuda lo que da pie a los recelos del hijo del fallecido y la hostilidad hacia aquel. Conforman el grupo de personajes, un antiguo amigo de la juventud, un cura rural y una pareja de gendarmes que provocan ciertas situaciones cómicas.
El deseo es el tema principal, motor que mueve a los personajes a cometer los actos y conflictos que surgen en la película. Lo que sucede es que aun siendo comedia, este deseo de índole sexual parece arbitrario, deus ex machina en todo momento. Jèrémie es un pan sin sal, que desea y es deseado por el resto de los personajes. Todas las sorpresas del guion están concebidas en mi opinión para lograr la irreverencia gratuita -véase al cura empalmado- o la comicidad de modo un poco forzada -el policía que comete allanamiento de domicilio en busca de pruebas-.
En primer plano, José Luis Cienfuegos director de Seminci, que acompaña al director de Misericordia, ganadora de este año |
Misericordia bebe del cine de Claude Chabrol con tintes negros y cierta ambivalencia moral -memorable la escena de confesión, donde se invierten los papeles y es el cura el que se confiesa a Jérémie- y con una cierta rememoranza a una obra hitchcockiana como es Pero, ¿quién mató a Harry? en lo argumental y en el tono. "Su ligereza oculta un complejo equilibrio de géneros y tonos, bajo cuya apariencia de thriller-comedia provinciana se esconde una profunda meditación sobre cómo el deseo y la culpa nos hacen predecibles e incomprensibles los unos para los otros", reza el comunicado del Jurado.
Por si no fuera poco, Alain Guiraudie recibió el premio Miguel Delibes al mejor guion. En la rueda de prensa, el director comentaba que adaptó una parte de la novela Rabalaïre, publicada por el propio Guiraudie en 2021. "Su estructura intrincada (!), transiciones de ritmo perfecto (!!), giros e ingenio (poco) que, sin embargo, deja mucho espacio para la fluidez, la gracia y la reflexión" es la justificación a este premio. Tan sólo memorable es la escena en que el protagonista, viéndose acorralado por la policía, se acerca a un acantilado. Allí aparecerá el cura rural que hace una reflexión muy interesante y justifica el título de la película. Poquito más, créanme.
Espiga de Plata
Raro es una edición en la que no se repartan premios ex aequo. Da la impresión de que o bien ha habido desavenencias entre los miembros del jurado, o bien hay que repartir cuota de "pesca" para que todos estén contentos. Es el caso de la Plata que fue a dos películas muy distintas: Stranger Eyes del singapurense -nunca pensé que tuviera que usar este gentilicio- Yeo Siew Hua y Polvo serán de Carlos Marques-Marcet.
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Stranger Eyes se llevó la Espiga de Plata, ex aequo |
Stranger Eyes es un thriller muy visual. Lástima que lo viésemos en el Teatro Cervantes, una sede que no está a la altura de la Seminci. Narra la desaparición de una niña de dos años de un joven matrimonio en Singapur. La trama en la primera de las dos partes se ve con bastante interés, pues las pesquisas obvian el trabajo policial y se centran en la familia y en la búsqueda que ellos hacen por su cuenta. Además, unas cintas de vídeo que reciben incrementan el misterio, pues son conscientes de que alguien les está grabando en su día a día. La segunda parte presenta un giro inesperado, con una visión desde otro punto de vista, pero que a mí me resultó menos redonda por un guion menos logrado. No deja de tener interés, pues habla de algo muy común hoy en día: la hipervigilancia en la sociedad con las cámaras de seguridad y las personales. Como atinadamente comenta un policía, hoy en día para atrapar al delincuente tan sólo hay que observar.
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El director (izq.) Carlos Marques-Marcet junto a los actores Ángela Molina y Alfredo Castro |
De Polvo serán no puedo opinar. El día en que saqué la entrada me confundí de hora y no pude verla. Sé que entre los críticos de cine, gustó bastante. El filme de Carlos Marques-Marcet tuvo el honor de inaugurar el festival. Polvo serán está interpretada por Ángela Molina y Alfredo Castro y "aborda con sensibilidad e incluso alegría el confrontamiento entre la mortalidad y la vida de una familia, gracias a las extraordinarias interpretaciones de auténticas leyendas del cine", indica el Jurado.
Si ya tuve bastante en el Zinemaldia con el tema de la muerte y sus aledaños, la de Marques-Marcet también lo toca: una mujer diagnosticada con una enfermedad terminal decide ir a Suiza para poner fin a su vida. Lo original de esta realización es que se construye con números musicales coreografiados por La Veronal y por una banda sonora compuesta por María Arnal.
Mejor director
De China nos vino la única película a concurso: Black Dog. Guan Hu, su realizador, se lleva con todo el merecimiento este premio. Fue una de las sorpresas agradables del certamen, si no la mayor. Venía de ser ganadora de la sección Un Certain Regard (Una cierta mirada) del Festival de Cannes.
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Póster de Black Dog, que se llevó dos merecidísimos premios, dirección y fotografía |
La historia nos narra la vuelta a su pueblo de un exconvicto que ha pasado encerrado unos años por un homicidio involuntario. La acción transcurre los días previos a los Juegos Olímpicos de Pekín, allí se encontrará con un pueblo que ya no tiene nada que ver con lo que él vivió, donde entre otras cosas, hay una manada de perros que son causa de muchos problemas para los habitantes. El protagonista habla poco, lo cual es un acierto para esta obra que tiene una potencia visual y un guion impredecible. La dificultad, que está muy bien salvada, es la aglomeración de elementos narrativos, líneas argumentales con ciertas notas de humor, que al final logra casar en un equilibrio que roza la perfección. Dicen que tiene influencias -incluido un cameo- del maestro Jia Zhangke. Pues he de decir que en esta ocasión, el discípulo ha superado al maestro, cuya obra Caught by the Tides -programada en la sección Punto de Encuentro- me resultó tan enervante y aburrida que tuve que marcharme del cine tras media hora de proyección. Un director a tener muy en cuenta en el futuro.
Mejores interpretaciones
Indica la nota de prensa de la Seminci que los actores que han convencido al Jurado comparten, en lo que se refiere a los personajes que interpretan, el cuestionamiento de los roles tradicionales masculinos y femeninos. Yo creía que un actor solía recibir un galardón por una interpretación convincente, emocionante, verosímil, que hiciera reír o llorar, indignar o empatizar, atemorizar o que nos hiciera ver lo ridículo de tal o cual rol. Ahora todo parece apuntar a que lo que se valora es lo ideológico, si está en la misma cuerda de uno, claro.
La sonriente Laura Weissmahr (izq.), actriz ganadora junto a la directora Mar Coll por Salve María |
Laura Weissmahr es una actriz de escasa filmografía hasta ahora pero que con una "feroz autenticidad encarnando las múltiples contradicciones de una de las figuras más complejas de la sociedad -una madre reticente y problemática" logra ser la favorita del Jurado. Con su premio en Salve María ya está instalada en el mapa actoral. Reconozco que su labor interpretativa en la obra dirigida por la barcelonesa Mar Coll tiene su mérito. Sin embargo, ni el tema ni la forma en que aborda Coll la experiencia de la maternidad como algo dramático y con tintes de thriller me hace que valore en su justa medida la interpretación de Weissmahr. Gustó a muchas espectadoras, tal vez porque la hayan visto con empatía. No es mi caso, que tuve ganas de asesinarla y a su empanado marido, un pan sin sal encarnado por el actor Oriol Pla. Trata la historia de María Aguirre, una escritora que acaba de tener su primer hijo. Un día ve en televisión la noticia de un infanticidio, lo cual le estimula para investigar las causas de este fenómeno, y así convertirlo en su próxima novela. Pero su recién nacido hijo parece entorpecer lo que a ella más le gusta: escribir.
Mar Coll adapta una novela titulada Las madres no de Katixa Agirre con una envoltura de thriller en lugar de puro drama. No creo que esté acertado. El público decidirá viéndola o no.
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Jan Gunnar Roise y Thorbjorn Harr lograron el premio a Mejor Actor por Sex |
El premio al Mejor Actor lo comparten los dos protagonistas de la película del noruego Dan Johan Haugerud, Sex: Jan Gunnar Roise y Thorbjorn Harr. Tras pasar unas 23 películas por mis retinas, Sex me sobrevino en mal momento, pues es una realización verborreica sin igual. Me pasé más tiempo leyendo los subtítulos que valorando a estos dos actores que interpretan a dos deshollinadores heterosexuales que empiezan a replantearse sus certezas en torno a la sexualidad. Sex arranca en un descanso de trabajo con sendas confesiones: uno le cuenta que ha tenido un encuentro sexual fortuito con un cliente; el otro le narra un sueño en el que es visto como mujer por David Bowie (!). A partir de ahí, la historia irá alternado secuencias de la vida familiar de ambos: uno porque le confesará su relación sexual esporádica a su mujer, lo que da pie a una crisis matrimonial; y el otro, la parte más cómica, alternará conversaciones impagables con su hijo adolescente y su esposa, cristianos. El filme por momentos parece un ensayo sobre la sexualidad y el rol masculino. Cada secuencia es aireada con planos exteriores de la ciudad donde desarrollan su trabajo los deshollinadores. Si lo edita, tal vez tenga mayores ventas editoriales que con la realización cinematográfica.
Mejor Fotografía y Montaje
Que la fotografía recaiga en Weizhe Gao por la película Black Dog de Guan Hu es de recibo. Si hubiera recaído en la italiana Vermiglio no habría sido un desvarío. Posiblemente las dos obras cinematográficas más cuidadas en lo expresivo de la luz. No olvidemos que la escritura fílmica se hace con la iluminación, aspecto expresivo que muchos realizadores olvidan, sobre las películas francesas y españolas que hemos visto en sección oficial. El uso maravilloso del paisaje, la luz y el encuadre (formato panorámico o widescream) logra elevar la historia de Black Dog a niveles de epopeya sin hurtar los momentos más emotivos del drama del personaje.
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La fotografía de Black Dog mereció su recompensa en la Seminci 2024 |
El premio José Salcedo al Mejor Montaje ha recaído en una película que me aburrió soberanamente: Grand Tour de Miguel Gomes. Elevado a los altares de la modernez, Gomes articula un argumento mínimo para enjaretarnos durante más de dos horas la huida y búsqueda entre los miembros de una pareja de prometidos que llevan siete años sin verse. La historia arranca a principios del XX. Nos hallamos en Rangún (Birmania) en 1917. Edward es un funcionario del Imperio Británico, el cual huye de su prometida Molly justamente cuando ella arriba a la ciudad. El director portugués nos mete voces en off a lo largo de los viajes por varias ciudades asiáticas que hace Edward, intercalando imágenes del pasado y del presente. Ya cuando el espectador está más que desorientado, vuelve al inicio para contarnos el mismo periplo pero desde el punto de vista de la prometida. En esta ocasión el relato se hace más melodramático y con menos ínfulas artísticas.
Premio del Público y otros
Sin duda alguna, y en los muchos años que llevo cubriendo festivales, rara vez el Premio del Público se otorga a una mala película. En este caso el voto del público se ha decantado por el cine independiente norteamericano al elegir a Bob Trevino Likes It de Tracie Laymon, una notable obra que entremezcla con acierto el drama y la comedia con dosis suficientes de ternura. Con la directora tuve la suerte de poder toparme en la Plaza dorada de Valladolid y poder hacerme una fotografía junto con mis compañeros de la crítica. Me hizo gracia que Laymon nos pidiese que la votásemos para este premio, cosa que no fue necesaria como se pudo comprobar. Los diálogos de esta obra parecen literatura del Siglo de Oro comparados con la ganadora francesa a Mejor Guion.
En el centro, la directora novel Tracie Laymon junto a afilados críticos de cine. Premio del Público |
Poquito premio me parece el que se llevó Emanuel Pârvu con su Tres kilómetros al fin del mundo, que recibió la Espiga Arcoiris, reservada a obras de temática LGTBIQ+. De juzgado de guardia, la Espiga Verde a Jia Zhang-ke con Caught by the Tides, de la que como he mencionado fue la única que no pude acabar de verla entera.
Espiga Arcoíris al director rumano Emanuel Pârvu |